Por Nahir Del Buey
Fotografía: Gentileza Asamblea vecina Iguazú

Jornada de concientización. Foto Gentileza Asamblea vecina Iguazú.

El Gobierno Nacional intenta concesionar terrenos dentro del Parque Nacional Iguazú (PNI) para el desarrollo de emprendimientos turísticos privados. El proyecto Oportunidades naturales -presentado por el secretario de Turismo Gustavo Santos, y Sergio Bergman, secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación- invita a inversores a crear nuevas infraestructuras como cabañas y glampings, un creciente fenómeno global que combina la experiencia de acampar al aire libre con el lujo y las condiciones propias de los mejores hoteles.

El proyecto inmobiliario dentro de áreas naturales protegidas provocó el rechazo de la comunidad de vecinos y ambientalistas quienes realizaron cortes en la Ruta Nacional 12 y diferentes asambleas vecinales. Un descontento generalizado por la creación de la “villa turística” en una zona protegida por la Ley Nacional 22.351 de los Parques Nacionales, Monumentos Naturales; Reservas; la Ley Nacional 25.675 «General de ambiente» y del Artículo 41 de la Constitución Nacional. Además, la propuesta va en contra de la decisión de la UNESCO, organismo que nominó a las Cataratas del Iguazú y al PNI como Patrimonio de la Humanidad.

Foto Gentileza Asamblea vecina Iguazú

El presidente de la ONG Fundación Amigos de los Parques, Jose “Cacho” Barrios, manifestó su descontento por el proyecto que pretende convertir al parque en una empresa, uno de los sitios naturales que genera más divisas en Argentina. “Un negocio privado para favorecer amigos del Gobierno donde el metro cuadrado dentro del parque sale millones de dólares” y que perjudicará a la ciudad de Iguazú económicamente. “Una competencia desleal, van a tener restaurantes, shopping, hotelería, todo lo que tiene que tener un turista que no va a moverse de ahí”.

El proyecto tendrá un impacto ambiental negativo. “El problema grave es la cantidad de especies que se van a perder”, expresa preocupado Barrios. Un millón y medio de personas ingresan por año al parque, generando ruidos y circulación permanente, provocando que la mayor cantidad de animales salgan de noche. “Le estamos robando cada vez más espacio a la flora y la fauna, la permanencia del hombre durante las 24 horas no dejaría a la biodiversidad que se desarrolle como hasta ahora, que el parque cierra a las 18”.

Para el secretario de la fundación, Carlos Zárate, la filosofía de los Parques Nacionales no es el turismo sino la protección de un nicho ecológico delicado, que ya está sufriendo consecuencias por la cantidad de turistas que visitan las Cataratas. Zárate cuenta que le entregaron 25 mil firmas en contra del proyecto al presidente Mauricio Macri cuando visitó el hotel Meliá y le dieron alternativas. “No estamos en contra de obras, pero dentro del eje urbano del Puerto Iguazú, que pretende ser una ciudad turística pero no deja de ser un pueblo de frontera donde falta infraestructura”.

Investigadores del Instituto de Biología Subtropical (IBS), del Instituto Nacional de Medicina Tropical (INMeT) y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) presentaron una serie de argumentos ecológicos, sanitarios y sociales contra la implementación del proyecto. Uno de ellos es el atropellamiento a la fauna nativa en las rutas y accesos pavimentados que atraviesan el PNI y que se ha convertido, en los últimos años, en una de sus principales problemáticas ambientales. El proyecto incrementará esos riesgos debido a que habrá una infraestructura turística con pernocte que demandará transporte de personas y servicios durante las 24 horas.

Otro tema es el conflicto que hay en la interacción visitante-fauna silvestre dentro del área de cataratas. Los turistas les ofrecen comida a monos caí (carpinchos) y coatíes que pueden enfermarse o generar alteraciones en su comportamiento natural. Los animales se concentran en los patios de comida y otras áreas de turistas, aumentando la agresión entre ellos que compiten por conseguir alimento, y hacia los turistas.

Esto conlleva al último argumento de los investigadores, que es que la cercanía entre humanos, animales silvestres y domésticos han conducido a la aparición de enfermedades zoonóticas (enfermedades que se transmiten entre animales y personas) dado que, para obtener comida, los monos y coatíes pueden morder o rasguñar a los turistas y la presencia de excrementos y orina en las mesas y sillas utilizadas por los turistas para comer hacen del área protegida un riesgo para la salud pública. El proyecto Oportunidades naturales puede generar nuevos puntos de contacto y amplificar el conflicto actual.

En la misma línea Pablo Berrozpe, biólogo del INMeT e integrante de la Asamblea Vecinal Iguazú, rectifica que hay un desconocimiento del impacto sobre la flora y la fauna, desconocimiento sobre las zoonosis y perjuicios económicos para miles de familias que dependen del turismo que llega a la Ciudad de Puerto Iguazú. “El programa evidencia el grado de improvisación con la que se pretende intervenir el área natural protegida”, concluye.

Foto Gentileza Asamblea vecina Iguazú.