Por Bárbara Rosenberg
Fotografía: Gentileza Lara María Bertolini

“Me di cuenta que estaba sujeta al par binario y etiquetada con el sexo femenino. Esa identidad no me correspondía”, expresa conmocionada Lara María Bertolini, activista travesti, luego de recibir el pasado 1 de marzo el fallo de la jueza Myriam Cataldi del Juzgado Nacional en lo Civil Nº 7, que ordena al Registro Civil a asentar como identidad de género, la femineidad travesti.

Bertolini, además de ser estudiante de Derecho, trabaja en la defensa, promoción y creación de derechos del colectivo desde la Procuración General de la Nación. En diálogo con ANCCOM, su abogado Emilio Buggiani sostuvo: “Es un fallo superador, no solo porque reconoce su identidad sino porque apela al Estado el reconocimiento de la identidad autopercibida de todas las personas argentinas. Ahora es responsabilidad del Gobierno y las instituciones instrumentarlo. Nosotros por nuestra parte, seguiremos peleando”.

Esta sentencia marca un gran precedente en nuestro país y a nivel mundial, dado que rompe con el sistema binario establecido para las identidades de género y sienta jurisprudencia para los casos que vendrán a futuro.

“Hay tantas identidades de género como personas existen”, reflexionó Buggiani, y  explicó: “Nosotros pedimos que se reconozcan dos Derechos Humanos fundamentales: el Derecho a la Identidad y el Derecho a la Igualdad. Nos hemos apoyado en la Ley de Identidad de Género en donde se avala el reconocimiento a la identidad autopercibida de cada persona y sus sentires internos que, a su vez, requiere ser plasmada en todos los Documentos de Identidad. Al ser atropellados estos derechos, las personas se encuentran en un estado de marginación ya que no pueden gozar de su libertad de autenticidad, de diferenciarse de los demás”.

En la conferencia de prensa que ofrecieron en el Centro Cultural y Político “El Hormiguero” luego del dictamen, asistieron acompañando a Bertolini y su abogado, Marlene Wayar y Violeta Alegre, activistas trans de gran trayectoria y compañeras de lucha. Wayar, autora de Travesti, una teoría lo suficientemente buena, declaró: “No son privilegios de los que gozamos. Son derechos adquiridos. La conquista de Lara, es un derecho personalísimo. Todos los luchadores y luchadoras sabemos que el primero a defender y rescatar del sistema que nos quiere encorsetar todo el tiempo”.

Por su parte, Violeta Alegre, investigadora y docente sostuvo: “A partir del fallo, se le da reconocimiento a una lucha que es colectiva e histórica. Pone en tensión lo establecido y nos permite pensarnos desde nuestras particularidades. Muchas veces por temor a romper los modelos hegemónicos, dejamos nuestra identidad de lado. Ponerle el cuerpo al reconocimiento social es una tarea dolorosa, es una mirada violenta y constante. Trae consecuencias tales como nuestras muertes. Lo que nos pasa es por ser travestis, no por ser mujeres”. Es que para este colectivo, las asambleas que se llevaron a cabo en torno al Día Internacional de la Mujer han conllevado cierta preocupación en relación a la organización de ramas consideradas “radicales” del Movimiento Feminista, que otros sectores entienden que llevan como bandera un feminismo no inclusivo. Si bien destacan que subsisten diversos feminismos múltiples y plurales, que conforman un conjunto heterogéneo de ideologías y de movimientos políticos, culturales y económicos que tienen como objetivo la igualdad de derechos entre las personas, cualquiera sea su identidad de género.

Alegre, como representante de la Columna Travesti y Trans, expresó: “Estamos en tensión con el Movimiento Feminista Radical. Nosotras nos organizamos y armamos asambleas donde llevamos la disputa de forma interna. Las travas y trans hemos avanzado y no podemos permitir que este sexismo tenga más voz porque nosotras ya logramos una gran integración a través de un largo camino. La identidad travesti, por más que a muchas duela, a otras nos empodera. Es abrir la posibilidad a la sociedad de ampliarse para pensarse en otros términos. Rever sus prácticas y modos de vinculación”. Las tres activistas coincidieron en una estrategia comunicativa y organizacional para combatir diariamente los golpes al movimiento: la templanza trans, que Bertolini explicó de este modo: “Debemos demostrar que hay una resistencia política, más allá del gobierno opresor que estamos viviendo. El Movimiento Travesti-Transgénero existe, a pesar de todo el dolor que nos han causado. Vivimos por dos años en un velorio imparable por los asesinatos de nuestras compañeras pero hay pequeñas acciones, como este fallo, que nos permiten impulsarnos hacia adelante. La lucha de nuestro colectivo siempre será identitaria y política”.