Por Paola Giulodibari
Fotografía: Gentileza Urgente, Rodrigo Córdoba

“Somos la fuerza de todo el pasado y del futuro que está por llegar”, entonan en sus primeras estrofas. Y así se delatan. La Gorda Nelly no es una, aunque se mueva y cante como tal. Pero tampoco son dieciséis. Es una sola (murga) compuesta por dieciséis mujeres.

“Y era el año..”, dice una de las integrantes cuando les preguntan cuándo surgió La Gorda Nelly. El resto se ríe. Pero sí, era el año. El mismo 2015 del primer Ni Una Menos. El mismo año en que un grupo de chicas decidió crear la única murga de estilo uruguayo de mujeres de Mar del Plata.

En un principio no parecía tener una razón especial ni ser explícita la relación con el feminismo. “Había otras discusiones u otras maneras de verlo. Pasaron un montón de instancias hasta que se consolidó el grupo y la identidad”, dice Mumi, integrante de la murga, en diálogo con ANCCOM. “De a poco empezó a ser un espacio de militancia. Teníamos un montón de cosas para decir y queríamos aprovechar ese género que había sido machista y vedado para las mujeres por tanto tiempo”, recuerda Mela, una de las primeras en participar. Hoy si les preguntan si son una murga feminista; todas, como si sólo hablara La Nelly, dicen al unísono: “Sí”.

El pañuelo de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito parece pensado como parte del traje. Los vestidos verdes, rosas y violetas. Las caras maquilladas que a simple vista las vuelven irreconocibles para quienes se las cruzan en la calle. “Somos Lucía, somos Natalia, somos Jimena y las que no están”, cantan en una de sus canciones. Son tres casos resonantes de femicidio en su ciudad. Como ellas explican, no pueden ser ajenas al contexto social o al del feminismo. “Llegó un punto en el que no hizo falta ni discutir. Sentíamos que teníamos que estar ahí”, aclara su directora, Melisa. La Nelly, casi como pensando en voz alta, dice en sus letras: “Y estuvimos, estamos y estaremos”.

Y así es. En pañuelazos, el 3 de junio y el 8M en Mar del Plata. Pero también en la toma del Consejo Escolar del partido de General Pueyrredón, que se extendió por casi veinte días en defensa de la educación pública entre agosto y septiembre del año pasado. “El producto artístico que proponemos no está al margen del mundo en el que vivimos. Lo tomamos como herramienta. Con responsabilidad y mirada crítica”, cuenta Mumi. Para La Nelly, la militancia no empieza o termina con ponerse el traje: “Cada una tiene su lucha. Nos encontramos y apoyamos las movidas que apoyamos individualmente”, dice Viole, otra de las integrantes. Y continúa: “Todas más o menos creemos y queremos las mismas cosas. Eso hace a nuestra identidad”.

Otra de sus características es su forma de organización a partir de la autogestión “a la cabecera” de todo lo que encaran como grupo: desde lo económico hasta lo artístico. “En todo sentido es cooperativa. A la hora de laburar nos vamos enseñando y aprendiendo entre todas”, cuenta Melisa. Como si cada una fuera un fragmento de La Nelly, todos sus conocimientos “encastran” para generar el producto final. “Acá todo lo resolvemos entre nosotras. Con la poca o mucha experiencia que tengamos”, dice Flavia, y agrega: “A este ritmo, a este tiempo, pero entre nosotras”. El “entre nosotras” tiene mucho peso y más de un sentido para La Gorda Nelly. Flor, otra de las integrantes, define a la murga como “espacio de encuentro”: “Encontramos contención ante situaciones que nos pasan. Nos damos el tiempo para charlarlas. El espacio nos permite sentirnos identificadas”, explica. Pero no sólo se da el encuentro al interior del grupo: “Con las compañeras de otras murgas de Mar del Plata generamos un círculo de mujeres”, cuenta Mela. Para ellas es importante que se generen esos espacios de debate y, sobre todo, que sepan que entre ellas tienen “la mano tendida”.

En temporada, La Nelly no se hace móviles en paradores de moda de la ciudad costera. La Nelly está presente en los festivales, varietés y corsos de Mar del Plata: “Elegimos dónde tocamos y dónde construimos. Hay una cuestión ideológica. Trabajamos en espacios independientes o lugares con otra impronta”, dice Mumi. En febrero, el mes del carnaval, la presencia de la murga en los corsos tiene como objetivo romper “esa división que entendíamos que había entre géneros de murga porteña y uruguaya”, cuenta Mela, ya que muchas de las chicas participan en grupos de ambos estilos.

Pero los preparativos que generan mayor expectativa son los del primer Encuentro Internacional de Murgas de Mujeres y Mujeres Murguistas que se realizará en Montevideo entre el 15 y el 17 de marzo y al que asistirán con gran entusiasmo. “Más allá de lo enriquecedor que es un encuentro para poder formarse específicamente en el género, vamos a poder compartir con gente que hace lo mismo que nosotras”, dice Flavia. Si bien están ansiosas por ir a la “cuna” del género que interpretan, también resaltan que el contexto en ambos países es diferente: “En Argentina, la participación de las mujeres se dio de manera más natural. En cambio, en Uruguay la mayoría de las murgas son de hombres porque culturalmente nació así”, explica Melisa. Por eso la razón del pañuelo rojo en Uruguay y su consigna: “Sin nosotras no hay carnaval”.

Sin dejar de entender y acompañar el reclamo del país vecino, La Nelly también quiere llevar las luchas del feminismo en Argentina. “Para nosotras es significativo salir con el pañuelo verde. Somos una murga de mujeres y nos reivindicamos feministas. Es algo que queremos compartir”, dice Flor, otra de las integrantes.   Y es un tema que no deja de surgir. Porque cuando a las integrantes de La Nelly se les pregunta por sus expectativas para este año, no sólo hablan de estrenar espectáculo, grabar sus canciones o seguir formándose en lo vocal, actoral y en la puesta en escena: “Y que el aborto sea legal”, agrega una de ellas.