Por Malena Gallesio Serra
Fotografía: Serena Moyano

Vaso lleno de leche rebalsando.Dentro de la actual coyuntura económica, la industria lechera argentina ha sufrido las consecuencias de la devaluación y las corridas cambiarias de 2018 y la falta de políticas estatales para el sector. Mientras que muchos tambos cierran, leches, quesos y yogures se encarecen.

Como consecuencia del aumento de la leche, durante 2018, sus productos derivados también incrementaron sus precios. “Lo que nosotros venimos sufriendo hace varios años, pero que se acentuó mucho los últimos meses, es el aumento del costo de esa materia prima casi todas las semanas, es difícil sostener una estabilidad en el costo”, cuenta Federico Chab, miembro de la Cooperativa de Trabajo Séptimo Varón, ubicada en el barrio porteño de Floresta, que elabora productos lácteos derivados de la leche. “No podemos trasladar toda esa suba al precio final de nuestros productos porque nos caerían las ventas, entonces tenemos que hacer un equilibrio, obviamente tampoco podemos no aumentar porque no nos darían los números. Este año, aumentamos entre un 25 y un 30% los productos.”

Según el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina, dependiente de la Secretaría de Agroindustria de la Nación, el precio de la leche pagado al productor aumentó, desde noviembre de 2017 a noviembre de 2018, un 58 por ciento, más de 10 puntos de la inflación general estimada de todo el año pasado, que, dicho sea de paso, fue la más alta desde 1991. Sin embargo, muchos productores argumentan todo tipo de problemas, ya que los costos, por la devaluación, subieron casi un 80 por ciento.

Hoy un litro de leche, para el consumidor, supera los 30 pesos, dependiendo de la marca y ubicación del punto de venta y, según el INDEC, para Capital y Gran Buenos Aires dicho valor se incrementó aproximadamente un 40 por ciento durante 2018. De ese valor, que paga cada persona en un supermercado o almacén, el productor recibe un poco más de 9 pesos.  

En cuanto a la distribución geográfica de los productores, la OCLA ha informado que está concentrada mayoritariamente en las provincias de Córdoba (37%), Santa Fe (32%) y Buenos Aires (25%), y en menor medida en Entre Ríos (3%), Santiago del Estero (1%) y La Pampa (1%)

La crisis del sector lechero no es una novedad, aunque se ha visto empeorada por la actual coyuntura económica. “La crisis lechera en principio es larga,  porque nunca hubo un mercado lechero armado, y en momento de fuertes devaluaciones y de abuso de poder de la industria del supermercado queda muy expuesta”,  explica Ignacio Kovarsky, presidente de la Sociedad Rural de Trenque Lauquen e integrante de la Comisión Lechera de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP).  “Con la devaluación de 2018 aumentaron de tal manera los costos que el precio de la leche no lo siguió, y existe un desfasaje entre los precios de los insumos y el precio de la leche”. Desde el punto de vista de los precios, Kovarsky agrega: “El precio sale de dos lados: de la exportación como pueden ser de productos elaborados, o del supermercado, de la góndola que todos compramos”.

La crisis también se relaciona con la composición del mercado y la cadena de valor. “Este es un mercado de cuatro patas: tambo, industria, comercialización y el Estado. El tema son los costos, no solo el porcentaje de ingreso de la lechería que tiene cada uno sino los costos“, argumenta Guillermo Draletti, ex presidente y actual miembro de la Comisión Directiva de la Unión General de Tamberos (UGT),. Y recalca el impacto del aumento del dólar en el sector tambero: “La influencia es muy mala para nosotros, porque nosotros vendemos en pesos. Es más, nos pagan al mes o al mes y medio y en pesos. Y todo lo que compramos, inclusive la energía, lo que está vinculado a repuestos, lo que es maquinaria agrícola, todo eso está dolarizado”.

Según datos de la Secretaría de Gobierno de Agroindustria del Ministerio de Producción y Trabajo de la Nación, que audita 310 empresas, se le paga al productor un promedio de $7,92 por litro de leche, en datos de septiembre de 2018. Por otro lado, los datos del OCLA, que audita 18 empresas, indican un promedio de $8,08 por litro de leche al productor. Esto implica una diferencia del 32,8% con respecto al mismo período del año anterior.

“La situación es muy mala, terminal para muchos tambos. Acá lo que está pasando es que vivimos temas climáticos dramáticos pasando desde inundaciones en muchas cuencas a sequías en 2018, perdiéndose muchas de las reservas de los tamberos, y después una industria que no está pagando lo que debe por la materia prima. Tenemos el récord mundial de brecha entre lo que cobra el productor y lo que paga el consumidor. Un productor acá está en menos de 20 centavos de dólar el litro y al público está casi un dólar la leche”, explica Draletti. “Somos 10.000 tamberos desparramados en varias provincias, fundamentalmente Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires, y las industrias serán un puñado que manejan el 80% de la leche”, agrega.

“En Argentina en los últimos años cerraron más de 600 tambos. En 2018, en Trenque Lauquen  se comercializaron, desde el primero de junio hasta el primero de octubre, más de 4000 vacas de tambos y eso representa, versus la misma etapa del año anterior, un incremento del 60% de las ventas. Lo que está pasando es que se están achicando los tambos, se están vendiendo vacas en producción”, agrega Kovarsky. “Tenemos renta negativa, ya que ni siquiera podemos pagar los costos de producción, el mes de septiembre dio un 0,8% de producción negativa. Estás muy expuesto a los vaivenes económicos, a las devaluaciones y a los manejos del supermercado y la industria”.

Por otro lado, la Secretaría de Agroindustria también indicó que las exportaciones de lácteos crecieron un 24,3%, vendiéndose un total de 170.266 toneladas y siendo los principales destinos Brasil, Argelia y China. El valor total de la venta fue de 519,4 millones de dólares.

Sin embargo, los actores desestiman que el mercado exportador impacte en el precio del mercado interno. “El mercado interno consume 8.500 millones de litros, pero nosotros estamos produciendo, aún en el momento en que estamos, 10.000 millones, o sea tenemos saldo exportable. No influye en el precio al consumidor que se exporte la leche, son incluso industrias distintas” dice Kovarsky. Sin embargo, también resalta que la falta de políticas estatales puede redundar en un faltante de leche por el cierre de los tambos y en un desequilibrio entre la oferta y la demanda: “Si no se hacen políticas pronto, vamos a ir a producir menos de los 8500 millones de litros que necesitamos para el consumo interno, y ahí vamos a estar en un proble