Por Antonella Liborio
Fotografía: Cecilia García

Jornada de domingo en la Asamblea Plaza Dorrego.

La pared pintada de la esquina de San Juan y Piedras habla por sí sola: “Basta de políticas de hambre y muerte”. Esa es la consigna que dejaba ver la fachada del espacio hasta un par de semanas, cuando fue actualizada: “La memoria es poderosa: Fuera el G20”. Allí funciona la Asamblea Popular Plaza Dorrego, una organización no-partidaria que combina la ayuda inmediata con iniciativas que buscan brindar una herramienta y una alternativa a aquellos que viven a la intemperie.

Con el objetivo de solidarizarse con los más vulnerables y construir espacios de participación, en la Asamblea se realiza una olla popular -conocida como La Olla- que alimenta todos los domingos a un centenar de personas en situación de calle. Además, se ofrecen talleres de escritura y de escucha, una radio abierta, clases de tango, un ciclo de arte mutante en el que la música funciona como espacio de resistencia, y el mutante, una caminata turística abierta pero en la que se resignifican los diferentes rincones de la ciudad.

Elsa Omar milita en la Asamblea desde 2004 y habla del origen del proyecto: “Este espacio surge en el marco del auge del movimiento asambleario de 2001 y nace fundamentalmente de las necesidades de la gente. Atravesamos dificultades pero seguimos de pie. Hoy más que nunca se acrecientan las violencias en nuestra sociedad y los más perjudicados son los compañeros y compañeras de la calle. Cargan todos los días con su mochila habitual de preocupaciones. Y acá estamos para escucharlos. De eso se trata la Asamblea, de poner la oreja sin exigencias”.

En la Asamblea se realiza una olla popular que alimenta todos los domingos a un centenar de personas en situación de calle.

LA POLÍTICA DE LOS AFECTOS

Al interior de la Asamblea no existe el anonimato. A todas las personas se las llama por su nombre, o en su defecto, por apodos cariñosos: Chiqui, Cathi, Angelito, el Pola, Marian y Rober. Es el afecto el que prima en todo momento. “Todo se construye de manera horizontal”, señala Fernanda López, militante de la Asamblea, escritora y coordinadora del taller de escritura: “La olla no tiene que ver sólo con dar de comer, tiene que ver con generar una posición de igualdad. Todos cocinan, todos están en el comedor, todos limpian. La diferencia existe, porque nosotros cerramos y nos vamos a casa y ellos no, pero buscamos achicar esa brecha todo lo posible”.

Y la brecha se achica cuando un compañero cuenta en el taller de escucha que le encantan las canciones de Sandro o cuando alguien escribe un poema en el taller de escritura y se emociona al recibir el aplauso del resto. Para López “El taller nace por una necesidad de que la palabra circule, buscamos que haya un tiempo dentro de otra temporalidad. Los compañeros de la calle se mueven continuamente de un lado para otro y la idea es que encuentren acá un lugar para sentarse a hablar, a escuchar y a reflexionar”.

«Los compañeros de la calle se mueven continuamente de un lado para otro y la idea es que encuentren acá un lugar para sentarse a hablar, a escuchar y a reflexionar” explica Fernanda López.

¿Se viene el libro de la Asamblea?

Efectivamente. El libro sale a fin de año. Cada capítulo corresponde a una jornada del taller y están ahí los textos escritos por lo compañeros. Su palabra y su nombre inscriptos en la importancia del objeto libro. Porque lo que tienen para decir es válido, y es mucho. Para nosotros que las personas en situación de calle puedan escribir es una posición política.

¿Cómo se sostiene la olla?

La olla la bancamos con nuestros aportes y donaciones de la gente del barrio. No recibimos nada del Estado y no estamos atados a partidos políticos ni al gobierno de turno.

En la Asamblea también hay lugar para la alegría revolucionaria y transformadora.

De fondo suena “El bombón asesino” y Darío, un hombre de la calle, canta y baila al compás de la cumbia. Cuando termina el tema, Mariano, militante de la Asamblea, toma el micrófono y dice “la alegría es nuestra”. Y no se refiere a la “revolución de la alegría”, falsa promesa de la gestión macrista que invisiviliza, reprime y aumenta cada vez más ese paisaje cotidiano que es la población de la calle. Mariano se refiere más bien a la alegría revolucionaria y a la Asamblea como el lugar en el que la transformación es posible.

López baila y disfruta, esta vez, un cuarteto de Rodrigo. Mientras tanto habla con sus compañeras para organizar la olla que se va a servir en un rato y responde la última pregunta.

La Asamblea Popular Plaza Dorrego, es una organización no-partidaria que combina la ayuda inmediata con iniciativas que buscan brindar una herramienta y una alternativa a aquellos que viven a la intemperie.

¿Qué es la Asamblea Popular Plaza Dorrego?

La Asamblea es un espacio de militancia donde encuentro posible algún tipo de transformación. El movimiento asambleario horizontal y participativo es la esperanza. El cambio está ahí, en la charla, en el abrazo, en el libro que sale a fin de año. La Asamblea es fundamentalmente un espacio de pertenencia donde lo que tiene lugar en todo momento es la política de los afectos.

El libro escrito por personas en situación de calle, sale a fin de año. Cada capítulo corresponde a una jornada del taller.