Por Paula D’Atri
Fotografía: Lucia Barrera Oro

Arte Trans nació en 2010 por iniciativa de un grupo de mujeres pertenecientes al colectivo transgénero, movidas por su deseo de actuar. Actualmente recibe a todo tipo de persona que quiera acercarse a colaborar.

Arte Trans  tiene su sede en Colón 451, partido de Avellaneda,  en un edificio que la Municipalidad comparte con la universidad local. Pero esto no siempre fue así. Los inicios de la organización han sido duros e improvisados.  Sin un lugar fijo donde poder reunirse y ensayar, este fue solo el primer obstáculo a saltear. “Nunca tuvimos una sede, pero estábamos tranquilas porque el marido de la anterior presidenta (Daniela Ruiz), tenía una florería y abajo un gran salón y las asambleas las hacíamos ahí. Pero siempre teníamos que alquilar una sala para hacer funciones”, dice Emma Serna, presidenta de la cooperativa desde 2016, el mismo año en que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires las declaró de Interés Cultural.

 La organización nació en el 2010 por iniciativa de un grupo de mujeres pertenecientes al colectivo transgénero, movidas por su deseo de actuar. “Éramos un grupo de chicas que queríamos hacer obras de teatro y costaba mucho, aún sigue costando, encontrar productoras y emprendedores que nos contemplen. En ese momento había toda una oleada donde, por ejemplo, salió la Ley de Matrimonio Igualitario. Hubo una ampliación de derechos para el colectivo muy importante. Nuestra personería jurídica y nuestra matrícula salió el mismo día que se sancionó la Ley de Identidad de Género (9 de mayo de 2012). Fue un broche de oro”, explica Serna.

A fines del 2016 la actual presidenta se hizo cargo de la cooperativa, la florería cerró y las integrantes de la organización tuvieron que abandonar su lugar de reunión y repartirse los equipos con los que contaban: luces, consolas de sonido y bafles que habían logrado conseguir a través de subsidios estatales. Hoy el panorama es complicado ya que muchas de las chicas que integran la organización sufrieron el ajuste del gobierno de Mauricio Macri. “En la cooperativa, cada compañera cobraba una ayuda social y una parte se destinaba a un fondo común que lo utilizábamos para gastos administrativos. Era un incentivo que no resolvía todo, porque era una ayuda social nada más, pero cuando eso desapareció se notó muchísimo”, dice Serna a la vez que explica que actualmente se financian -principalmente- a partir del alquiler de sus equipos y de los ingresos que perciben por cada función.

Actualmente la Organización se financia principalmente a partir del alquiler de sus equipos y de los ingresos que perciben por cada función.

En 2017 consiguieron una sede estable en la que pueden guardar sus cosas y realizar presentaciones gracias al contacto establecido con el intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi. Comparten el espacio con otros artistas dedicados al canto, la acrobacia y el tango. Allí Arte Trans brinda su propio taller de teatro dictado por una de las trece socias que integran la cooperativa. También ofrece otros talleres de teatro y de ritmos urbanos de forma gratuita en el Centro Cultural Alfonsina Strorni y en el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti.   

La cooperativa comenzó integrada sólo por mujeres trans, sin embargo, actualmente está dispuesta a recibir a todo tipo de persona que quiera acercarse a colaborar. Así lo enfatiza Serna: “Hoy es abierta al colectivo LGBTI+H (incluye a personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y heterosexuales). No nos interesa qué orientación sexual tienen ni cuál es su elección de género, sino que quieran cooperar con la causa y que lo tomen como un espacio artístico donde poder llevar adelante proyectos, sueños, metas”.

Los sueños son algo que todas las integrantes tienen muy presente y así lo destaca Nicole Cagy, socia fundadora de la cooperativa, en el ciclo de entrevistas que realiza por Youtube: “No hay que reprimir los sueños. Siempre soñamos con algo y nada es inalcanzable, todos podemos concretarlos”. Sobre la importancia de aceptarse a pesar de no encajar con el modelo impuesto por la sociedad y los medios, agrega: “Cuando empezás a ser genuina con vos misma y empezás a mostrarte tal cual sos, la aceptación viene sola por parte de la sociedad”.

El colectivo trans sufre constantemente la mirada peyorativa de los demás. “Hay siempre una sobreexigencia y creo también que es una cuestión de género. A las mujeres siempre se les exige más. Nos dicen ¿Tienen material para ver? ¿Se les ve mucho el cuerpo? ¿Dicen malas palabras? Sigue estando en algunas personas esta cuestión de que se nos asocia a la vulgaridad, a la cosificación constante, a lo poco profesional, a lo de medio pelo. Es algo que está en la sociedad”, remarca Serna y continúa: “No es siempre show, plumas y brillos. Eso está bárbaro y a mí me encanta, pero con Arte Trans demostramos que podemos hacer muchas otras cosas, no solo eso”.

 La cooperativa va derribando barreras y mitos asociados al colectivo. Se trata de “Deconstruir lo que se suele pensar sobre nosotras. No somos solo carnaval. Sino que podemos mostrar algo bien dramático como La casa de Bernarda Alba”, sostiene Estefanía Menzel, tesorera de la cooperativa que además hace cámara, luces y edición del programa que se emite por Youtube todos los viernes a las 21 llamado El mundo según ellas.   

Geraldine Carrizo, María Pía Martignone y Lourdes Arias en uno de los ensayos de la obra «La Irredenta» a reestrenarse en la temporada de verano.

El clásico de García Lorca forma parte de una de las tantas presentaciones teatrales que la cooperativa tiene en su haber,  entre las que además se destacan Made in Lanús, y una adaptación de El fantasma de la ópera que han decidido llamar El fantransma de la ópera. En esta versión, el fantasma “se identifica con lo femenino, se empieza a maquillar y no entiende lo que le pasa hasta que descubre su interior y termina aceptando su condición”, cuenta Cagy que es la impulsora de esta novedosa intervención en el argumento de la novela de Gastón Leroux.

Entre los proyectos a futuro en los que se encuentran trabajando se destaca la obra de teatro (próxima a reestrenarse en la temporada de verano)  La irredenta, de Beatriz Mosquera. El argumento, ubicado en la Argentina de los años ochenta, se centra en la historia de cuatro mujeres que ejercen la prostitución y luchan por cambiar su estilo de vida movidas por distintos sueños como casarse y formar una familia.   

Arte Trans es un ejemplo de cooperativa de autogestión que vive en primera persona el desfinanciamiento y no baja los brazos. Es hecha a pulmón con lo que está al alcance y, sobre todo, con las ganas de aprender de sus integrantes. Menzel asume sin vergüenza que aprendió a editar a través de tutoriales e hizo un curso de fotografía, pero remarca que no es fotógrafa. “Todas hacemos todo. A mi hay muchas cosas que nadie me enseñó. Ni a producir, ni a arreglarme, ni a maquillarme. Hacemos lo que podemos con nuestras herramientas a nuestro modo”, destaca Serna. La realidad de cada una es distinta “pero todas somos iguales en el sentido de que la calle te discrimina igual, no te pregunta si fuiste a la universidad o si estás trabajando en una esquina. El que te discrimina todos los días no lo sabe ni le importa”, concluye.