Por Bárbara Rosenberg
Fotografía: Daniela Morán

Saskia Sassen en el Primer Foro Mundial del Pensamiento Critico de la CLACSO.“No estamos en una época de cambios, estamos en un cambio de época que ha generado un aumento muy grande de las incertidumbres, de la sensación de riesgo ante el futuro y eso está provocando miedo hacia los otros. Nos penetra el cuestionamiento por el ¿qué va a pasar? y afecta a muchos aspectos de la vida”, declaró el economista español -especializado en temas de gobernanza, gestión pública y exclusión social- Joan Subirats al mostrar su anhelo por hacer realidad el título del foro y reconociendo las dificultades que ello implica en el mundo actual: “Un mundo sin excluidos ni desplazados.”

La explosión tecnológica ha impactado a cada continente dejando secuelas fácilmente visibles en el conglomerado social. La implantación de aplicaciones y servicios innovadores sin el permiso del Estado se ha repetido en distintas ciudades. Es por ello que Subirats agrega: “Tenemos retos del siglo XX, ideas del siglo XXI e instrumentos del siglo XIX. Hoy estamos enfrentándonos a desafíos que trae el cambio digital de manera global”.

El mercado tradicional donde se vendía y comerciaba atravesó un vuelco donde las altas finanzas y la especulación han tomado el mando. Al respecto, la profesora holandesa de la Escuela de Economía y Ciencia Política de Londres, socióloga y   escritora Saskia Sassen, explica: “El sistema financiero ha creado su propia realidad basada en extracciones. Una vez que se saca, no importa más lo que sucede en aquel lugar. Esto es un gran desafío que deben confrontar las ciudades. Las lógicas extractivas siempre existieron pero no al nivel destructivo que alcanzan hoy y por eso hay que combatir su implementación”.

«Las lógicas extractivas siempre existieron pero no al nivel destructivo que alcanzan hoy y por eso hay que combatir su implementación”, dijo Saskia Sassen.

Los ciudadanos del siglo corriente somos testigos de una explosión de la diversidad, acompañada por la transformación tecnológica de los elementos básicos que rigen en las sociedades. En los discursos de ambos panelistas preponderó la intención de defender la igualdad sin sacrificar la diversidad ya que ambos son valores claves de la época en la que vivimos.

“Los discursos éticos sobre lo urbano ya no sirven para entender la redistribución y la justicia. Inevitablemente la ciudad va a tener desigualdades ya que es un espacio donde emergen nuevas fronteras y se rompen los discursos tradicionales. El espacio de la ciudad es un desafío por sus diferencias pero es el que tenemos que lograr manejar colectivamente”, comenta Sassen, tras tomar el micrófono y levantarse del sillón blanco que la cobija para hablar de pie.

Subirats coincide con la idea de su compañera y arremete: “Es clave el papel de las ciudades para la calidad de vida de las personas porque hay un factor de proximidad. Genera una posibilidad de respuesta más capaz para relacionar igualdad con diversidad”. Como un relato continuo, cada intervención ha dejado claro que las respuestas se encuentran en la unión entre la institución y la calle ya que la gestión comunitaria es la más capaz para resistir a las propuestas neoliberales que preponderan tras el golpe del mercado que sufrieron varios países del mundo. Este encuentro no fue la excepción.

“¿Es mejor dar respuestas desde la lejanía o trabajar desde la proximidad?” consulta el español, para dejar una incertidumbre más entre los oyentes. En este nuevo mundo en el que la globalización tejió una red internacional podemos corroborar que los fenómenos locales terminan impactando, como en una cadena, a nivel global.

Una constante en cada panel del Foro Mundial sobre Pensamiento Crítico se basó en el papel de la izquierda tras un revanchismo de la derecha y sus características conservadoras, autoritarias y xenófobas. Sassen, por su parte, propuso alternativas para que la segunda oleada de la izquierda sea un hecho y deje de ser un anhelo. “¿Cómo lograr justicia social? Lo que pensamos las clases medias y los académicos no va a ser suficiente. Los desventajados entienden que hay una distribución desigual entre ricos y pobres. Al estar presentes en los barrios, detectan las crisis estructurales primero que quienes no lo están y a los académicos no se nos había ocurrido preguntarles”.

A sala llena Saskia Sassen y Joan Subirats debatieron en el panel “Un mundo sin excluidos ni desplazados”