Por Camila Molina
Fotografía: Catalina Bargalló, Muriel Schtivelband

Joven haciendo pasta casera en La Cooperativa La Pascana “El 3 de diciembre del 2012 vinimos a trabajar y encontramos que el dueño –Hugo Landesman- no aparecía y que la puerta no se abría”, relata Ana Nuciari, presidenta de la cooperativa La Pascana. A partir de ahí, a medida que los trabajadores iban llegando a su lugar de trabajo, la desesperación aumentaba. Ante esta situación, decidieron preguntarle al portero vecino si había visto algo y él les informó que esa noche habían estacionado un camión de mudanzas donde fueron cargando un montón de muebles e instrumentos de cocina  del local. Los trabajadores juntaron coraje y miraron por unos agujeritos que había en una de las puertas: “En ese momento nos dimos cuenta que no había nada adentro”, afirma Ana Nuciari.

Después de dudar un rato, todos se pusieron de acuerdo y decidieron tirar la puerta abajo. “Al entrar nos pusimos a llorar. Se habían llevado toda la mercadería de las heladeras y del sótano. También el freezer que era en comodato de los helados. Dejaron muy pocas cosas como ollas pinchadas y deterioradas”, cuenta la presidenta de La Pascana. A casi seis años de ese momento, sus ojos todavía se llenan de lágrimas. Nunca se habían imaginado que esto podía pasar ya que tenían una relación muy cercana con Landesman: “Lo único raro que notamos fue que no compraba más mercadería ni arreglaba el local. Por eso, le habíamos pedido que nos deje colaborar pintando y poniendo luces nuevas”, reconoce Ana Nuciari.

“Ese día no sabíamos que hacer, estábamos todos muy tristes. A las 12 empezaron a sonar los teléfonos del delivery. Primero le explicábamos a los clientes lo que había pasado y después decidimos empezar a hacer algo para llevarnos un poco de plata porque no habíamos cobrado noviembre”, recuerda Ana Nuciari. Desde ese momento, el trabajo de los hasta entonces empleados de La Pascana cambió. Sin querer y sin haberlo pensado antes comenzaron a construir una cooperativa que hoy en día lucha por subsistir.

Primero, reunieron una vaquita para empezar a producir algo que les deje una ganancia, al menos para ese día. Ana Nuciari destaca la solidaridad de algunos proveedores que les donaron mercadería. Eso también los ayudó a afrontar los primeros momentos. “Ese día, con lo poco que pudimos fabricar vendimos 1.800 pesos de caja”, dice la presidenta de la cooperativa.

«Los primeros años fue complicado cambiar el chip. El ser humano no está preparado para autogestionarse, para ser colaborativo, para tener paciencia, para saber escuchar ni para ceder su lugar», dijo Ana Nuciari.

De los 22 los trabajadores que tenía La Pascana antes de cerrar, en la cooperativa quedaron 13 y el servicio de delivery no estaba tercerizado como lo está ahora. Entre sus integrantes, Ana Nuciari (presidenta), Alexis Richter (secretario) y Verónica Oño (tesorera) son los que llevan adelante la conducción. A pesar de todas las dificultades que atraviesan, prefieren la cooperativa antes que el trabajo en relación de dependencia: “Es algo a veces difícil pero ya no pienso en otra cosa. Los primeros años fue complicado cambiar el chip. El ser humano no está preparado para autogestionarse, para ser colaborativo, para tener paciencia, para saber escuchar ni para ceder su lugar. Fue una tarea y lo sigue siendo ya en mucha menor escala y de una manera mucho más saludable”, sostiene Ana Nuciari.

“Yo prefiero la cooperativa por la manera tranquila de trabajar, porque le dedico horas a algo que es de todos los trabajadores, no sólo por un sueldo”, agrega Alexis Richter, el secretario.

Otro de los momentos difíciles fue comunicarle y explicarle a la familia la manera en que iban a trabajar. “A mí me dijeron que estaba loca, que salga corriendo urgente a buscar otro trabajo. Pero yo, como siempre, hice lo que quise”, admite Ana Nuciari que trabaja desde 1997 en La Pascana. Con los ex dueños, su rol era de moza. Alexis Richter era pizzero, tarea que sigue realizando. Durante 2012 se fue para realizar un proyecto propio pero, como no resultó como esperaba, volvió cuatro años después. “La familia te dice que vayas a buscar un trabajo en serio, eso es un poco lo que nos pasa a todos. Mi señora una vez que vino acá entendió la diferencia en la forma de trabajar y ahora no sólo me apoya sino que también colabora”, asegura Alexis Richter.

En marzo del 2013 lograron transformarse formalmente en cooperativa, luego de que el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) le tomara testimonio a cada uno de sus integrantes.

En cuanto a la parte legal, la primera acción que tuvieron los trabajadores fue llamar  a la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la República Argentina (UTHGRA) para asesorarse. Al principio les llevaron platos y cubiertos pero decidieron no participar más cuando les dijeron que iban a ser una cooperativa. “Decidimos ser una cooperativa porque era la única opción. Todos éramos empleados”, destaca Ana Nuciari.

En marzo del 2013 lograron transformarse formalmente en cooperativa, luego de que el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES) le tomara testimonio a cada uno de sus integrantes. Ya con eso establecido pudieron tener matrícula, CUIT y cuenta bancaria que les permitió comenzar a funcionar como Cooperativa La Pascana.

En relación a la propiedad, gracias a la buena voluntad del dueño, la pudieron continuar alquilando. Hoy en día, por el aumento constante, les cuesta pagarlo. Es algo que les preocupa y que quieren solucionar para poder continuar trabajando. Por eso, casi todos los meses, realizan la Cena Solidaria, su evento más importante, para poder juntar fondos y saldar las deudas del alquiler. La próxima fecha exacta será difundida por las redes sociales, donde también publican promociones y novedades.  En la Cena Solidaria realizan sobre todo pizzas y pastas, que son sus especialidades. La gente no sólo se acerca a cenar rico sino también a colaborar. Participan todos los trabajadores, aunque no sea su turno, porque es una fecha muy especial. También ya comenzaron a pensar lo que harán para festejar su sexto cumpleaños, el 3 de diciembre de este año, donde seguramente globos y guirnaldas junto a muy buenos platos serán los protagonistas.

“Yo prefiero la cooperativa por la manera tranquila de trabajar, porque le dedico horas a algo que es de todos los trabajadores, no sólo por un sueldo”, dijo Alexis Richter.

Tanto Ana Nuciari como Alexis Richter hacen hincapié en lo difícil que es mantener una cooperativa y sobre todo si es recuperada ya que se le suma otra complicación de hacerse cargo de la empresa de un día para el otro. “En épocas de crisis es muy costoso, porque la cuestión no es solo pagar los servicios, también es sostener el ánimo de los compañeros que no están cobrando o que obtienen menos del salario mínimo. Eso es muy triste, porque al ser la representante legal, todas estas familias están a mi cargo y por más que si hay un error no es mío, sino de todos, me lo facturan a mí”, explica Ana Nuciari. Y agrega: “Ahora nos sentimos con un estrés y en un compromiso mucho más fuerte y mucho más difícil. Hay que optimizar los recursos, hay que ser colaborativos, hay que ser más cuidadosos con la mercadería. En un momento de crisis cuesta mucho enfocar y el que es elegido para conducir, tiene la dura tarea de corregir a sus pares cuando están metiendo la pata”.

Además de las dificultades, sobre todo, por el aumento de precios de los servicios y la mercadería, se les suma la superpoblación de lugares gastronómicos que hay en esta zona de Palermo Hollywood. Antes de convertirse en cooperativa, Ana Nuciari asegura que había una hora y media de cola para ingresar al local porque no tenían tanta competencia.

Tanto Ana Nuciari como Alexis Richter consideran que es clave, para llevar adelante a La Pascana, la buena relación entre sus integrantes. A pesar de que siempre hay cambio de opiniones, como en todo grupo humano, tratan de llevarse lo mejor posible para que la cooperativa funcione.