Por Andrea Raimondi
Fotografía: Laura Miconi

Un cartel blanco atraviesa la calle Echeverría: en letras negras y brillantes puede leerse “No a la vulneración del derecho a la salud, no al cierre del IREP”. Cinco pacientes del Instituto lo sostienen con fuerza, rodeados por una multitud de ambos blancos que corea al unísono “el IREP no se vende, se defiende”. En un sentido abrazo al hospital, cientos de médicos, trabajadores de la salud, pacientes, vecinos y legisladores de la oposición rechazaron el avance del Gobierno de la Ciudad en la reforma hospitalaria, a una semana de que se oficializara la puesta en marcha del proyecto Complejo Hospitalario Sur mediante el decreto N° 297/18.

De esta manera, los trabajadores de la salud reafirmaron su rechazo al proyecto, expresaron su preocupación por la falta de criterios sanitarios e insistieron en que el verdadero motor es un negocio inmobiliario. La iniciativa prevé el cierre de cinco hospitales monovalentes especializados para el establecimiento de un único complejo polivalente en el predio del Hospital Muñiz. Serían trasladados y transformados en institutos el Hospital de Oncología Marie Curie, el Hospital de Gastroenterología Dr. Carlos Bonorino Udaondo, el Hospital de Infecciosas Dr. Francisco Javier Muñiz, el Hospital de Rehabilitación Respiratoria María Ferrer y el Instituto de Rehabilitación Psicofísica (IREP).

Desde que la noticia del proyecto de reforma hospitalaria llegó a sus oídos, los trabajadores del IREP se autoconvocaron en asamblea e iniciaron una serie de acciones de visibilización del conflicto y pedido de respuestas al Gobierno.

La única información con la que contaban -explican- era una presentación  que había sido exhibida a los directivos de los hospitales involucrados. Al no haber un proyecto de ley formal presentado en la Legislatura porteña, iniciaron un pedido de informes, respaldados por la Ley 104 de Solicitud de Información Pública. Nos dijeron que no sabían qué es lo que pasaría con los pacientes ni cómo serían trasladados. No sabían cómo era el plan arquitectónico ni cuál sería el destino de los terrenos. Todo porque el proyecto estaba en la etapa de análisis de factibilidad”, denuncia Liliana Bidegain, psicopedagoga del Instituto, en la lectura de un documento redactado en conjunto por la Asamblea de Trabajadores del IREP. Y agrega: “De repente, la semana pasada, nos encontramos con el decretazo del Gobierno de la Ciudad en el cual comunican que se crea la Unidad de Proyectos Especiales UPE Complejo Hospitalario Sur, cuyo objetivo es coordinar y ejecutar las acciones referidas a la planificación, organización, financiación y puesta en marcha del proyecto”.

En paralelo, el Gobierno de la Ciudad presentó en la Legislatura el anteproyecto de Reforma de la Carrera Profesional de la Salud de CABA, ley que regula las condiciones laborales de los profesionales de la salud. Los trabajadores del IREP señalan que esto tendría implicancias en la puesta en acción del proyecto, ya que destrabaría el obstáculo de la convivencia de los cargos de conducción en un único complejo. “La reforma de la ley de profesionales plantea que los trabajadores pueden ser transferidos de sus lugares de trabajo y que los puestos de conducción pierden su estabilidad –señala a ANCCOM Ricardo Gómez, empleado administrativo del IREP-. Actualmente la ley establece que ningún trabajador puede ser trasladado con un cargo menor: con esta reforma se modifica este artículo para que pueda bajarse de categoría. Con eso sortearían el obstáculo de tener cinco jefes, cinco supervisores, etc. Nosotros creemos que está todo articulado para llevar adelante este proyecto de 5×1”.

También expresaron su rechazo legisladores y asesores de la oposición que forman parte de la Comisión de Salud en la Legislatura porteña, pertenecientes a los partidos Autodeterminación y Libertad, Frente de Izquierda, y Unidad Ciudadana. “El Complejo Hospitalario Sur se presenta por decreto aunque Larreta tiene 34 votos sobre 60 en la Legislatura. Podrían haber presentado el proyecto y aprobarlo con mayoría automática, pero no quisieron hacerlo porque no tienen ni siquiera la capacidad de discutir públicamente un proyecto tan reaccionario”, denuncia Gabriel Solano, legislador del Partido Obrero en el Frente de Izquierda, y amplía: “Como esta gente no da puntada sin hilo, acaban de aprobar un Código Urbanístico, porque donde hoy está un hospital mañana va a haber una torre”.

Una profunda tristeza pesa sobre los pacientes que son atendidos en el IREP, un sitio al que sienten como un segundo hogar, ya que pasan meses e incluso años rehabilitándose en este Instituto. “Aquí nos juntan de a pedazos, nos recuperamos y nos transformamos en personas nuevas, construimos una nueva identidad”, expresa Gustavo, uno de los pacientes del centro de salud, que llegó al IREP después de un accidente en moto. “Cuando uno atraviesa una situación así no se reconoce, en algunos casos se llega hasta el suicidio porque no somos quienes éramos. Por eso es tan valioso que exista esta atención, el IREP es un derecho, y con los derechos no se negocia”, dice conmovido este hombre de González Catán.

Familiares de pacientes internados en el IREP.

Una de las principales preocupaciones de la comunidad del IREP es la convivencia de las especialidades de cada hospital, en especial por la exposición de pacientes inmunodeprimidos a enfermedades infecto contagiosas. Romina Rivero es mamá de Juan Manuel García, internado en terapia intensiva en la sala de pediatría. Juan tiene tres años y padece de Encefalopatía Crónica no Evolutiva (ECNE), y en su corta vida pasó por más de 20 internaciones. “Juan está estable y con cuidados paliativos, no puede estar en contacto con enfermedades agudas o infectocontagiosas. Él acá tiene todos los cuidados: pediatría, kinesiología y enfermería disponibles las 24 horas. Eso no le puede faltar a mi hijo, él no se puede acercar al Muñiz ni con el pensamiento”, explica a ANCCOM Romina.

“Mi hija estuvo un año y medio internada en el Hospital Gutiérrez, un hospital de niños para enfermedades agudas. Ahí se agarró un virus que la llevó a terapia intensiva y estuvo entre la vida y la muerte”, cuenta a ANCCOM Melody Chiang sobre Brianna, su hija de dos años que padece un síndrome genético, y agrega: “Apenas logró salir de la terapia pudimos traerla acá. Brianna no sabía sentarse, pararse, ni gatear. Gracias a la rehabilitación que pudo hacer en el Instituto, hoy puede hacer todo eso, está aprendiendo a caminar y va a empezar a comer por sus propios medios”.

El abrazo finalizó con la Asamblea de Trabajadores del Instituto invitando a participar de la “Marcha federal por el derecho a la salud” convocada por organizaciones sanitarias, políticas, sociales y académicas para el próximo 4 de octubre a las 13, con un recorrido que irá desde el Ministerio de Salud hacia Plaza de Mayo. Las puertas fueron de a poco vaciándose de médicos y pacientes que volvieron a poblar los pasillos, salas y consultorios del hospital. En el frente quedó colgado el cartel: “No al cierre del IREP”.