Por Macarena Martinez (Universidad Nacional de Moreno)
Fotografía: Archivo ANCCOM

Conferencia de prensa de Suteba en reclamo de justicia por la docente agredida.

A la grave situación educativa que vive el Partido de Moreno se le sumó el violento ataque a la docente Corina de Bonis, quien luego de retirarse del Centro de Educación Complementaria  N° 801 Paulo Freire fue secuestrada el miércoles por tres desconocidos. La maestra fue víctima de golpes, amenazas de muerte y como último acto de barbarie le marcaron el abdomen con un punzóm dejándole la inscripción “ollas no”, en referencia a la acción solidaria que llevan adelante los docentes del CEC para ofrecerles comida a la comunidad educativa. Luego la soltaron. El hecho se dio a conocer de inmediato y los diferentes gremios que llevan adelante el plan de lucha por las escuelas de Moreno marcharon ayer, para repudiar el secuestro y la tortura a su compañera. En diálogo con ANCCOM, María Fuentes, vicedirectora del CEC N° 801, cuenta: “Hay 256 alumnos que no podían dejar de comer, pero eso a alguien le molestó y empezamos a sufrir amenazas semanales a partir del veintidós de agosto; primero fue un llamado telefónico, luego dejaron notas intimidatorias y por último el ataque a Corina que excedió los límites de lo imaginable”.

María, que no abandonó su lugar de trabajo pese a la concreción de las amenazas, señala la vereda y dice: “Justo acá, donde estoy parada, se hacía la olla popular, cortamos su funcionamiento con la amenaza anterior que hacía referencia a que la próxima olla era en el cementerio”. Sin embargo, ahora se hacen cargo de la comida los vecinos y padres, que con las donaciones que recibió la escuela, cocinan en la plaza del barrio ubicada frente al CEC.

Leila Méndez Revilla,  docente del CEC, habla acerca de su trabajo junto a Corina: “Ella cocinaba conmigo, cada una se ocupaba de una tarea y nosotras nos sentíamos cómodas en ese espacio, teníamos experiencia en cocinar para la multitud”. Con respecto al secuestro, Leila aclara que “fue al azar, no creemos que haya sido premeditado, ella vive a unas 20 cuadras y quedó expuesta”.  Ese día la vicedirectora -que habitualmente la llevaba a su domicilio- se retiró antes del establecimiento y así la escena quedó lista para concretar la amenaza. Una de las notas anónimas enviadas anteriormente decía; “No todas tienen auto».

Las amenazas que hasta ayer pasaban desapercibidas para los grandes medios también aparecían en pintadas realizadas  en las cercanías de la escuela:“Dejen de hacer política, den clases” o “Dejen de hacer política con los chicos”. A estos mensajes, María Fuentes responde: “La única política que hacemos es enseñar a pensar, si eso les molesta lo lamento porque lo seguiremos haciendo” y agrega que “educar es un acto político, hay gente que pretende confundir y dividir, pero si es lo que pretenden están logrando el efecto contrario”.

Las amenazas que hasta ayer pasaban desapercibidas para los grandes medios también aparecían en pintadas realizadas en las cercanías de la escuela:“Dejen de hacer política, den clases”

Conmovida por la cantidad de personas que marchó al día siguiente del ataque a Corina, María aclara que lo único que quieren es volver a tener la escuela abierta en condiciones dignas para dar clases y que los alumnos vuelvan al comedor. “El CEC es un centro de referencia en la comunidad, no hay vecino que se queje de su funcionamiento, es muy querido por todos”, explica, y alega que este ataque no es en particular contra el CEC, sino contra la educación pública en general.

En la marcha de ayer, en tanto, en Moreno, todas las voces se pronunciaron en rechazo a la violencia y las amenazas que sufre el colectivo docente. Mariana Cattáneo, secretaria general de Suteba Moreno, expresó: “El mayor desafío para nosotros ahora es resguardar a las compañeras amenazadas para que no  reciban ataques similares”.

“Si bien teníamos claro que podía haber consecuencias, jamás pensamos que se podía concretar una amenaza, pensamos que era el amedrentamiento típico de los grupos que no soportan las acciones en democracia, lo que pasó ayer cruzó todos los límites”, aseguró Mariana, que forma parte del acampe frente al Consejo Escolar local, organizado a partir de las muertes de Sandra Calamano y Rubén Rodríguez por una explosión de gas, en la escuela N° 49, ocurrida el pasado 2 de agosto. Desde entonces, no hay clases en el distrito.

Todas las voces se pronunciaron en rechazo a la violencia y las amenazas que sufre el colectivo docente.

“La olla del CEC 801 en estas circunstancias no puede llevarse a cabo. Estamos exigiendo que las autoridades provinciales refuercen el servicio alimentario escolar porque no lo hizo en estos cuarenta días y es lo que llevó a que tomemos la medida de hacer las ollas populares.  Al tener inhabilitado el servicio de gas nos vimos obligados a combinar con los comedores barriales y en otros casos poner las ollas en las veredas”, cuenta Mariana.

Como referente de Suteba, enumera los puntos del reclamo que llevan adelante: “Exigimos el refuerzo del servicio alimentario escolar, el plan de infraestructura y que se investigue el ataque y las amenazas que estamos recibiendo”. El próximo lunes se pondrá en marcha un ‘comité de crisis’ conformado por autoridades provinciales, el municipio, más sindicatos y alumnos de todos los niveles. Este comité va a controlar el proceso de obras que va a llevar adelante la Dirección Nacional de Infraestructura en la reparación de las escuelas de Moreno, entre otras acciones. Queda por ver, en tanto, si la Justicia establece las responsabilidades tanto de las muertes de Sandra y Rubén como del ataque contra Corina.

Una de las notas anónimas enviadas, antes que se concrete la amenaza, alegaba; “No todas tienen auto”.