Por Guido Vassallo
Fotografía: Ailen Montañez

Estomba y Echeverría, barrio de Villa Urquiza, en el límite con Belgrano. Allí, sobre la vereda de la parroquia de San Patricio se colocaron las baldosas por la memoria, con los nombres de las víctimas del quíntuple crimen cometido el 4 de julio de 1976.  Del acto, organizado por los Jóvenes Palotinos de Argentina y Barrios por Memoria y Justicia, participaron referentes de distintas organizaciones de derechos humanos, dirigentes, militantes, religiosos, familiares de víctimas, integrantes de la comunidad palotina y simples vecinos. Entre otros oradores, estuvieron Estela de Carlotto,  el rabino Daniel Goldman y Anìbal Ibarra, ex fiscal de la causa. Posteriormente se realizó un recorrido por distintos puntos del barrio, que representaban a cada una de las víctimas y luego se celebró una misa.

La jornada sirvió para recordar el salvaje asesinato de los sacerdotes Alfredo Kelly, Alfredo Leaden y Pedro Dufau, y los seminaristas Emilio Barletti y Salvador Barbeito, en la madrugada del 4 de julio de 1976. Al interior de la parroquia, cercana al altar, una larga alfombra roja agujereada se había colocado como recuerdo del espanto: es la alfombra sobre la cual yacían los cinco cuerpos, y cuyos agujeros evidencian los balazos disparados a mansalva por el grupo de tareas que irrumpió en el lugar.

Los cuerpos fueron encontrados a la mañana siguiente por el joven organista de la parroquia, Rolando Savino. Los principales medios de comunicación atribuyeron falsamente los homicidios al “extremismo” y la Justicia nunca logró identificar a los autores materiales del quíntuple crimen.

Las placas conmemorativas con los nombres de los mártires palotinos están acompañadas por una frase pronunciada en la homilía de la misa celebrada el 4 de julio de 2001 por quien fuera en aquel momento arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio. Los organizadores recordaron entre otras cosas, la mano tendida por el arquitecto Norberto Cevasco, quien donó los materiales y colaboró con el procedimiento para colocarlas. La vecina Inés Ferrando, por su parte,  permitió que las baldosas descansaran en su casa hasta el día de la inauguración. Historias mínimas que lo hicieron posible.

“Nunca nos arrodillamos”

El rabino Daniel Goldman, representante de la Comunidad Bet El y autor del libro Ser judío en los años setenta, afirmó que los tiempos democráticos deben sostener “la idea de memoria como  bandera. Toda memoria se establece a partir del presente, porque desde ese presente nos queda el eco de la voz que fue silenciada y hoy reaparece. Por eso, a pesar de toda la tragedia ocurrida, nos queda un momento de alegría: hay un mensaje vigente y es el que nos reúne aquí hoy”. Ese mensaje no es ni más ni menos que: memoria, verdad y justicia.

Por su parte, el exjefe de Gobierno porteño y fiscal en la causa que investigó la masacre de los Palotinos, Aníbal Ibarra, recordó su experiencia como fiscal federal entre 1986 y 1990: “Me dieron esta causa antes de cerrarla diciéndome: ´Ya no hay nada que hacer. Es tremenda pero fijate si podés hacer algo para seguir adelante´. Desde el primer instante me conmovió. No dejamos que se cerrara, conseguí màs pruebas, recuerdo que vine hasta aquí y hablé con los sacerdotes de aquel entonces, conseguimos incluso el procesamiento del comisario de la 37, Rafael Fensore, como encubridor”, expresó. Sin embargo, al día de la fecha no hay un solo autor material detenido.

Para el cierre, Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, reconoció que más allá de conocer perfectamente la historia, nunca había pisado el lugar. “Y es que estos genocidas han hecho tanto daño en todo el país, que no doy abasto para conocer todos los lugares. Por eso, a pesar de mis 87 años sigo caminando con el bastón. ¿Y por qué el bastón? Porque nunca nos arrodillamos”, expresó ante el aplauso de los presentes.

Estela no perdió ocasión para mencionar al actual gobierno y la coyuntura nacional: “Que sepan que no van a parar a este pueblo, que hay que salir a la calle en paz y sin violencia. No dejar de pensar que si se pierde un minuto, se pierde una vida. No dejarnos someter por aquellos que quieren que estemos contentos por ser pobres”, manifestó.

Luego de su encendido discurso, se procedió a descubrir las baldosas a escasos metros de la parroquia. Veredas que ya no serán las mismas. Acompañadas por la siguiente frase de Bergoglio, del 4 de julio de 2001, conservarán por siempre el recuerdo de los mártires palotinos: “Las baldosas de este solar están ungidas con la sangre de ellos”.

El acto contó con la presencia de Carlos Pisoni, exsubsecretario de Derechos Humanos de la Nación; Camilo Juárez Pais de HIJOS Capital; Julieta Martínez Molto, concejala de Vicente López por Unidad Ciudadana; Oscar Minteguía, secretario de Desarrollo Social en San Martín, la Asociación Seré por la Memoria y la Vida de Castelar; el exlegislador porteño y miembro de la comunidad palotina Claudio Ferreño; el padre Eleuterio Ruiz del Cristo Obrero de Lomas de Zamora; y la Comisión por la Memoria de Paternal y Villa Mitre; entre otros.

Se leyeron también las adhesiones de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora; el músico y cantante León Gieco; el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel; los diputados nacionales por Unidad Ciudadana Leopoldo Moreau, Josefina González y Horacio Pietragalla; Lita Boitano y Claudio Morresi de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas; la organización Memoria Palermo, los curas de Opción por los Pobres; el ex diputado nacional Remo Carlotto; el intendente de Mercedes Juan Ignacio Ustarroz; y el diputado Eduardo “Wado” de Pedro.