Por Federico Esteban
Fotografía: Francisco Rodríguez Pérez, Marisol Meza

Primero, fue la educación. Luego, la ciencia y la tecnología. Ahora, la cultura. El gobierno avanza, una vez más, sobre los capitales simbólicos que potencian a una sociedad democrática. Maestros, científicos e investigadores, trabajadores de museos y bibliotecas, son atacados y perjudicados por las medidas de ajuste impulsadas por Cambiemos. Esta vez, le tocó al personal del Museo del Libro y de la Lengua, ubicado en Avenida Las Heras al 2500, el cual es un anexo de la Biblioteca Nacional Mariano Moreno.

Museo del Libro y de la Lengua, en el marco de su vaciamiento.

El Museo del Libro y de la Lengua se inauguró el 29 de septiembre de 2011 y abrió sus puertas para el público, el 10 de octubre de ese año. Fue pensado como un medio para conocer la cultura nacional y nuestra condición de hablantes y lectores. La directora del museo hasta diciembre de 2015, María Pía López lo definió así: “El museo tenía la idea de producir una especie de transmisión, de poner en acceso a un conjunto de personas un tipo de saber, un tipo de lectura, un tipo de intervención. Este museo tuvo muchas muestras que tenían que ver con la literatura argentina”. López, socióloga y docente de la UBA, contó que este espacio cultural, en el que trabajaban intelectuales, escritores y traductores, “era un lugar clave para la difusión de editoriales independientes y para el feminismo argentino”, debido a la maratón de lecturas sobre femicidios que se realizaban.

Sin embargo, esta semana, las autoridades de la Biblioteca Nacional que dirige Alberto Manguel decidieron cerrarlo. Una fuente cercana a la Biblioteca Nacional le comentó a ANCCOM el proceso de clausura. “Apenas asumió esta gestión, lo que se hizo, aparte de los despidos iniciales, fue hacer que el museo perdiera el rango de dirección y pase a ser una simple sección. Lo segundo que hizo fue quitar la muestra permanente de la lengua que se encuentra en la planta baja con la historia de la lengua castellana. Ahora, como etapa final, concluye con el desarme de todo el equipo de trabajo”, expresó. Es decir, existían señales de que lo que pasó iba a pasar. Aun no hay despidos en el área, pero sí es un hecho el desarme del equipo de trabajo y la reubicación del personal. “El desguace del museo significa desarmar el equipo que está trabajando y asignarle otras funciones que no tienen nada que ver con el motivo por el cual fue armado”, indicó el allegado. A partir de esta acción, se supone que desde el lunes, el espacio, proyectado por el arquitecto Clorindo Testa, permanecerá cerrado, y con ello, todas las obras a exhibir.

Muestra sobre artistas beatniks argentinos «Déjalo Beat» en el Museo del libro y de la lengua, en mayo de 2017

Según la fuente consultada por ANCCOM, el presupuesto de la Biblioteca Nacional fue reducido en un 20 por ciento, lo cual constituía otra señal del cierre del museo. La exdirectora López dijo al respecto: “El cierre del museo es muy coincidente con la política que están llevando adelante con la Biblioteca, que, en principio, es vaciarla de público, que no haya gente en estos espacios, junto con un ajuste presupuestario”. En educación, en ciencia y tecnología (siendo el caso más palpable el del INTI) y en cultura, campos necesarios de desarrollo para cualquier sociedad pero atacados por Cambiemos, la política de gobierno es la misma: recorte de fondos. “El Gobierno puede usar el argumento de ajuste económico pero estoy segura que no es un problema económico, sino que son decisiones político-ideológicas. Está en curso una ofensiva de disciplinamiento social, de privación a las personas de sus derechos, siendo el ajuste una coartada más que una razón real”, reflexionó López.

Sobre la decisión del cierre no hubo notificación oficial. Las autoridades de la Biblioteca dejaron trascender que allí funcionarán ahora diferentes centros de investigación, uno de literatura infantil y otro indigenista. Por lo pronto, ordenaron desarmar, en primera instancia, la muestra permanente sobre la lengua. Queda la muestra del libro, aunque se estima que desaparecerá en poco tiempo. “El cierre de este museo significa desconocer que las políticas públicas e institucionales que pagamos todos con nuestros impuestos debieran exceder a las gestiones de turno”, dijo el allegado a la Biblioteca Nacional, quien consideró que Alberto Manguel tomó la decisión porque relaciona el Museo con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. Y agregó: “Tranquilamente, esta gestión podría haber pensado que las reflexiones sobre nuestra identidad, la lengua castellana, el libro como objeto y la literatura podrían reformularse en todo caso. No necesitaban tener la impronta de la gestión anterior, si es que el director actual consideraba que había que llevarlo por otro camino. Pero lejos de eso, lo que se termina haciendo es destruir todo”.

La Biblioteca Nacional fue una de las primeras instituciones en sufrir el ajuste de la gestión de Cambiemos con 140 despedidos. Ahora le tocó al Museo del Libro y la Lengua, mientras otros espacios culturales también suelen padecer el recorte presupuestario. “Nosotros no defendemos una gestión porque es ahí donde nos quieren llevar. Estamos defendiendo una política pública que debiera trascender los mandatos”, expresó la fuente, que decidió preservar su nombre. López, por su parte, explicó qué significa, al fin y al cabo, el cierre de un museo: “La posibilidad de acceder a libros clásicos, fundamentales de la literatura, a niños y jóvenes, me parece muy clave. Entonces, cuando cierra una institución así, se cierra también la posibilidad de democratizar la cultura, de democratizar el acceso a esas riquezas y tesoros que tiene una cultura nacional”.