Por Tomás Borgo
Fotografía: Tomás Borgo

El carnaval es largamente esperado en Oruro. La Capital Folclórica de Bolivia se moviliza por completo para recibirlo. Desde Noviembre comienzan las celebraciones y convites, los 52 conjuntos que participarán, compuestos por 2800 bailarines y 10000 músicos, preparan sus disfraces, danzas y marchas tradicionales. Las celebraciones van en aumento, el jueves de compadre, luego, el jueves de comadre, son las grandes celebraciones anteriores al carnaval. El viernes, desde el mediodía, la tradicional «ch’alla» en las instituciones, negocios u oficinas culmina en un espíritu de fiesta que se siente hasta largas horas de la madrugada.

Un hombre con traje colorido lleva puesto un gran sombrero rojo que dice Oruro.

Es sábado a las 8 de la mañana, la majestuosa Entrada, el Carnaval de Oruro ha comenzado oficialmente. La primera fraternidad en hacer su paso por el circuito de más de 4km de longitud, es la Gran Tradicional Autentica Diablada Oruro, con sus máscaras brillantes y danzas de los antiguos pueblos preincacios de la región de Urus. Recorriendo el centro de la ciudad, con puntos principales como la Av. 6 de Agosto, la Plaza 10 de Febrero y la Av. Cívica, terminara el recorrido en el Santuario de la Virgen del Socavón, la virgen de los mineros, la gran homenajeada en toda esta inmensa fiesta en donde el ingenio popular y la interculturalidad se refleja en disfraces, tejidos, colores y bandas que llegan desde todas las regiones del Estado Plurinacional de Bolivia.

Entrando la tarde, empiezan a colmarse las tribunas y gradas emplazadas por toda la ciudad, también las sillas ubicadas al costado de la calle, lugares que uno podía comprar para los dos días del desfile. El público comienza a animarse, a beber, a bailar al ritmo de la morenada, la diablada, los caporales, el baile de los Doctorcitos o los Negritos, o las danzas guerreras de Tinkus y Tobas. Son más de 18 las especialidades de danzas que participan del carnaval. Los niños revolotean llenando de espuma a cualquier víctima que pase por su camino. La Banda Intercontinental Poopo, la Real Imperial, la Unión Pagador, entre otras, entonan sus instrumentos de viento metal, los tambores y redoblantes. Cuando la noche va cayendo, la ciudad estalla en bailes, colores y alegría, mientras que el público se entremezcla con los conjuntos en un intercambio mutuo de bebidas, hojas de coca y sacrificio de procesión. La última banda en pasar del Sábado de Peregrinación es a las 5 de la madrugada. La fiesta continuó en las calles hasta el amanecer.

Tres integrantes del Carnaval de Oruro portan grandes disfraces muy coloridos.

Los colores intensos se plasman en los disfraces del Carnaval.

Patrimonio de la Humanidad

El 18 de mayo de 2001, el Carnaval de Oruro es declarado por la Unesco como Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad. Su sincretismo religioso combina las creencias, símbolos y mitos de culturas preincaicas de los pueblos Urus, de civilizaciones precolombinas y también del catolicismo español con sus prohibiciones y restricciones. Agradeciendo por las cosechas, la abundancia y la fertilidad a la Pachamama como, también, pidiendo protección a la Virgen del Socavón, el Carnaval de Oruro es la expresión de la cultura boliviana. Un festejo que comenzó como adoración de los mineros al Diablo y que luego fue incorporando diferentes culturas y tradiciones de distintas regiones del país. Fiesta pagana y católica donde los dioses protectores del mundo andino, representados en animales como el sapo, la víbora o el cóndor, conviven con los iconos cristianos.

El Domingo de Corso empieza a las 9 de la mañana. Los conjuntos vuelven a pasar, la euforia continúa y el público salta de las calles para desfilar tras las comparsas. Aunque la fiesta termina más temprano. El Lunes de Diablo las calles siguen retumbando de tambores y trompetas, a pesar de que el desfile oficial ya finalizó. El lugar principal es el Santuario del Socavón donde se llevan a cabo misas en las que participan los conjuntos folclóricos y se despide al carnaval. Miles de devotos se arrodillan agradeciendo a la Virgen. En la Av. Cívica, se realiza una representación teatral de los 7 pecados capitales entre multitudes de familias que continúan con aire festivo.

Una banda de músicos, todos vestidos de rojo, tocan sus instrumentos de viento en las calles de Oruro.

Durante el Carnaval de Oruro, diferentes bandas le ponen música a las calles con sus instrumentos.

Carnaval negro

El Martes de cha’lla: las casas adornadas con globos y guirnaldas, la gran celebración congrega a las familias orureñas para comer y beber. Pero hacia la noche una explosión en plena calle de la zona céntrica, en donde fueron utilizados más de 3 kilos de dinamita, tiene como resultado la muerte de 4 personas y más de 10 heridos. La ciudad entró en pánico ante lo que inmediatamente fue caratulado por los medios como un atentado terrorista. Las calles fueron militarizadas y se declaró el toque de queda. Los días posteriores reinó el hermetismo entorno a las causas y los culpables. Se detuvieron a 3 personas pero pronto se supo que no estaban implicadas en la explosión. Acusaciones políticas desde el oficialismo como intento de golpe de la ultraderecha y la gobernabilidad de Evo Morales puesta en duda desde la oposición.

La otra veta de la investigación, lleva al otro hecho trágico que sacudió a la ciudad de Oruro en pleno festejo durante el Sábado de Peregrinación, a menos de 100 metros del atentado con dinamita: otra explosión, esta vez en un puesto de comida en la calle, en donde murieron 8 personas y más de 50 resultaron heridas. Este hecho sucedió a muy pocos metros de la Av. 6 de agosto, mientras los conjuntos hacían su pasada. El público que se encontraba en las tribunas cercanas se conmocionó al sentir la explosión y ver la columna de humo, pero el festejo y los conjuntos continuaron con normalidad. Todo dio a suponer un accidente debido a la perdida en una garrafa utilizada para cocinar y las culpas recayeron en la falta de controles sobre este tipo de establecimientos. Pero en estos últimos días, las pericias dieron a conocer la existencia de rastros de nitrógeno y otras sustancias químicas en la ropa de las víctimas que indicaría la utilización de explosivos manejados por especialistas. De esta manera las explosiones de Oruro tendrían una vinculación. La hipótesis que maneja la policía es una disputa entre la propia familia encargada del puesto de comida. Ambos hechos oscurecieron el carnaval de Oruro, con un saldo total de 12 muertos y 60 heridos. Pero en todo Bolivia, el fin de semana del carnaval se llevó la vida de 52 personas y 130 heridos. De los decesos, 18 se debieron a accidentes de tránsito, otros por alcoholismo, ahogamiento, hipotermia y 4 femicidios. Una increíble y hermosa celebración popular con un contracara trágica y oscura.

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