Por Jorge Ibarra Betancor (Universidad Nacional de Moreno)
Fotografía: Leonardo Rendo

Inflación, despidos y “tarifazos” parecen ser los rivales más duros, en materia económica, que deben enfrentar  las organizaciones deportivas del oeste del Gran Buenos Aires (GBA). En el distrito de Merlo, el quinto de mayor población del Gran Buenos Aires, con 584.267 habitantes, la problemática impacta de lleno. De acuerdo a un relevamiento de la Subsecretaría de Entidades Intermedias del Municipio de Merlo, en la región se asientan 105 entidades deportivas registradas, pero existen muchas más que funcionan por fuera del reconocimiento del Estado. Sin embargo, todas tienen una característica en común: son espacios de contención, participación y empoderamiento social, cultural y deportivo para buena parte de la población del oeste bonaerense.

Los que más sufren el aumento de tarifas son las entidades más grandes, las que tienen mayor consumo”, explica Cecilia Argüello, subsecretaria de Entidades Intermedias del municipio, ente encargado de reglamentar, controlar y fomentar el desarrollo de organizaciones intermedias, “Muchos clubes de barrio -agrega- no tienen problema con la luz, porque están enganchados. A ellos la economía los afecta en la alimentación e indumentaria”.

Una de las instituciones deportivas de Merlo más damnificadas por el contexto nacional es el Club Recreativo Español. Localizado en el barrio de Pompeya, alberga a cerca de 400 socios. El club, entre otras penurias, carece de gas natural y agua corriente. Alejandro Guilliar, su secretario, describe cómo vive la organización el momento actual: “Esto nos pega de lleno. No hay plata”. A lo que, Gustavo Mena, presidente y profesor de chaiu do kwan de la institución, añade: “Tenemos un déficit muy grande que por ahí nos salva el alquiler del salón”. Asimismo, la entidad recibe chicos con graves inconvenientes económicos:“Tenemos pibes con falta de alimentación”, sentencia Guilliar.

Por su parte, el Club Social y Deportivo Parque San Martín se encuentra en una mejor posición financiera, aunque no escapa de la problemática. “Bajó bastante el margen del club, porque subieron mucho los costos”, esgrime Laura Sosa, presidenta de la organización. Además, comenta cómo a raíz de la falta de empleo subió la cantidad de jóvenes becados:“Hay chicos que dejan, porque no pueden pagar. En algunos casos, el papá se quedó sin trabajo. Por eso, nosotros tenemos varios jóvenes becados o con media beca”.

Una de las instituciones deportivas de Merlo más damnificadas por el contexto nacional es el Club Recreativo Español.

Números que asustan

Estamos pagando casi 900% más en relación a lo que abonábamos de luz antes del primer aumento del año pasado. Con el agua y el gas es más o menos lo mismo”, enfatiza Pablo Etchepare, presidente de la Asociación Española de Socorros Mutuos de Merlo. Fundada en 1899, la institución a partir de la década de 1950 pasó a cumplir funciones deportivas. Hoy, la entidad, conocida como Club Unión de Merlo, brinda actividades para aproximadamente mil personas, a pesar del descenso del 30% de socios el año pasado producto de la coyuntura económica. Con tarifas que superan los cinco dígitos, el dirigente narra cómo fueron los aumentos: “El año 2015 pagábamos 1.500 pesos de luz por mes y ahora estamos cerca de 9.000.  De gas, lo máximo que pagamos fue 4.000 pesos mensuales y la última boleta que vino fue de 18.000”. En circunstancias similares, el Club Social y Deportivo Laureles Argentinos, dedicado a las actividades de patín artístico, fútbol, básquet, taekwondo, entre otras, recibió incrementos que pasaron de 900 pesos a 6.000 en el servicio de luz y de 200 pesos a 1.200 en el gas. Apropósito, Pablo Lanze, vicepresidente de la organización, menciona: “Hasta la última asamblea no entramos en  déficit, pero sí tenemos mucho gasto y no nos sobra nada para invertir”.

El Club Ferrocarril Oeste de Merlo, ubicado en la parte norte del partido, tampoco puede escapar  del tarifazo. “De luz pagábamos alrededor de 1.500 pesos por bimestre y ahora estamos pagando, mensualmente 7.000. En cuanto al gas, pagábamos 300 y hoy el monto ascendió a 800 pesos por mes”, describe Carlos “Bocha” Godoy, presidente y fundador de la institución.

Ante esta realidad, los clubes deben agudizar el ingenio para sobrevivir.“Hay que usar la creatividad, pero cada vez cuesta más”, comenta Alejandro Guilliar, del Recreativo. Por cierto, Etchepare, de la Sociedad Española, ilustra las tácticas que se implementa en su entidad: “Tratamos de buscar más actividades. También buscamos cambiar la luminaria poniendo luces LED y lograr acuerdos con el municipio para realizar obras”. No obstante, parece que frente a esta marea económica todo accionar es escaso. Pero las instituciones no pueden bajar la guardia, porque como declara Laura Sosa:“El club es el lugar de contención. Y para muchos chicos es el espacio donde son ellos, donde son libres”.

 

Actualizada 01/08/2017