Por Federico Esteban
Fotografía: Federico Esteban

“Con los chicos, no”, decía el zócalo del programa de Eduardo Feinmann, emitido por A24 la semana pasada, al tiempo que el periodista pasaba un video al aire. En el material audiovisual, algunos padres de alumnos de la Escuela Primaria N°24, del distrito escolar N°13, agredían a dos maestros por las producciones artísticas de los chicos sobre el conflicto, específicamente sobre la represión sufrida por los docentes el domingo 9 de abril, cuando intentaban instalar la Escuela Itinerante. Frente a esto, Eliana, maestra de cuarto grado, insultada en el vídeo, trata de defenderse unos días después del lamentable hecho: “El miércoles –día en que muchas comunidades educativas decidieron realizar abrazos a las escuelas en defensa de la educación pública- a la mañana hablamos con todos los compañeros y los chicos, acerca de por qué iba a ser un día especial. Ellos estaban súper informados y levantaban la mano para preguntar. Durante todo el día se hicieron producciones con los chicos, y se colgaron en las rejas de la puerta. A la salida, unos padres comenzaron a agredirnos, diciendo que era una vergüenza lo que estábamos haciendo. Que lo que nos correspondía era enseñar a leer y escribir, que teníamos que dedicarnos a otra cosa”.

En este conflicto, entre el Gobierno y la comunidad educativa, la primera aparición de los padres fue en apoyo a los docentes; sin embargo, cierto periodismo intenta mostrar otra cara. Luego de la agresión a los maestros, los docentes del colegio Sara de Elia de Giménez, acompañados por algunos padres, decidieron realizar el miércoles último un abrazo a su lugar de trabajo y a la institución que, consideran, la más crucial en una sociedad democrática. En ese acto ellos se apoyan, se solidarizan, se dan aliento. En el ambiente sobra cariño y fortaleza. Eliana habla con dolor y desazón, mientras es saludada por varios padres y docentes. Habla pausadamente, tratando de reflexionar sobre la dinámica que ha tomado el conflicto. En diálogo con ANCCOM, señala: “Hoy, los maestros son un blanco fácil. Hay una persecución en general, casos en que padres o alumnos linchan a docentes. La sociedad siente que tiene otro lugar para hablar, una impunidad para opinar. En cuanto a la mediatización o mediotización, la repudio totalmente, porque es ‘hablemos sin saber’, no dando lugar al debate y poniendo en el centro la agresión. Si el policía le pega al maestro, una madre o padre también te va a venir a insultar. Tiene una lógica, lamentable, pero lógica al fin. La situación que vivimos el otro día es un resultado de esa operación mediática y política”. Otras maestras que prefieren no dar su nombre tienen la misma opinión, acerca de que los medios no apoyan a los docentes en esta lucha. Por suerte, no todos los padres responden al estímulo agresivo de la televisión y se suman al abrazo, saludando a cada trabajador, acariciando cada guardapolvo, mimando a la educación pública.

Abrazo docente

Los chicos corren de un lado a otro acompañados por padres y docentes, mientras arman un cordón delante de la escuela. La bandera colgada en el frente, flamea, con su inscripción “No se golpea a los docentes”. Los brazos de todos se enredan con otros. Las ideas de unión y defensa toman protagonismo en ese acto. Luego, maestros y padres forman una ronda, con nenes y nenas jugando, divertidos, libres. Allí, en ese círculo, como un equipo de fútbol, listo para salir a la cancha, se arenga, se abrazan, se apoyan. “Vivo el conflicto con mucho dolor, principalmente porque el problema es público, y es del colectivo”, indica Hebe Roux, docente reconocida en el campo de las artes y autora de Desplegar la mirada. Otra maestra, que tampoco quiere dar su nombre, coincide en la claridad del acto, tan claro como el blanco del delantal: “Con tanto tiempo de conflicto, se va perdiendo y confundiendo el reclamo. Lo que está claro es que tenemos que defender la escuela pública y luchar por un salario digno”, recuerda.

En consonancia con Eliana, Hebe sostiene: “Los medios no son medios de comunicación, sino medios de persuasión. Y lamentablemente, tienen una eficacia fenomenal, porque cuentan con muchas horas de discurso y de imagen. Nosotros, no. Nuestras horas y esfuerzo están depositados en la tarea que hacemos con los chicos y que se ve en mediano y largo plazo”. Hebe hace referencia al desprestigio que recibe la figura del docente, su demonización, por parte de Feinmann y sus colegas. Ella, como otros, dan cuenta de la alineación del aparato mediático en sincronía con proyecto político del gobierno, esto es, que el sistema educativo quede en manos privadas. Y el resultado de tal operación es el insulto, doloroso y  paradigmático, de algunos padres. “Los que nos insultaron repetían lo que decían los medios -dice Eliana y prosigue-: Todo está armado para fragmentar y desabastecer la escuela pública. Incluso los subsidios a lo público son menores a los que reciben las escuelas privadas. Y esto es de lo que no se está dando cuenta la gente”. Hebe, por su parte, está cansada, angustiada, dolorida. Sus ojos hablan por ella, no hace falta que exprese cómo vive la situación. De repente, en esa conversación que mantiene con ANCCOM, sobreviene un silencio que también dice. A Hebe le cuesta hablar, se le hace un nudo en la garganta y al cabo de unos segundos, mientras una lágrima se exterioriza, alcanza a comentar: “Cuando se trata de vaciar de contenido y de recursos a la escuela, lo que se está haciendo es herir de muerte a las nuevas generaciones en su acceso, y ver a los padres que no pueden comprender desde qué lugar nosotros luchamos y por qué razones, redobla esa sensación de dolor”. Luego agrega: “Nosotros le enseñamos a los chicos a debatir los temas, a discutir, a defender sus posturas respetuosamente. Duele ver que los padres de esos chicos no sean capaces de lo mismo, porque hay mucho que tuvieron gestos y palabras muy violentos para con nosotros”.

 

Frente al repudio de padres y periodistas, Hebe reflexiona y enfatiza en el accionar de la escuela pública: “Lo que trabajamos con los chicos, al interior de la escuela, tiene que ver con lo que el diseño curricular establece, como construcción de ciudadanía, cómo enseñarles a vivir en sociedad, y para eso, hay algunos sucesos de la vida pública que hay que trabajar, como por ejemplo, la agresión o represión que sufrieron los docentes en el Congreso”. Así, ella explica el rol del docente, que algunos ponen en cuestión. “Si el lugar del maestro está en duda, es síntoma de la gravedad en la que se encuentra la educación pública. Hoy, más que nunca, debemos situarnos de un lado, el de la educación, para asegurar la democratización del saber”, indica Eliana, la maestra de cuarto grado.

Actualizada 19/04/2017