Por Carolina Aranda
Fotografía: Melody Abregú

«Los reporteros gráficos dejamos de ser documentadores de la realidad para pasar a ser víctimas de ella», dijo Ezequiel Torres, presidente de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (ARGRA), durante la jornada organizada en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (Ex ESMA), a 20 años del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. La frase de Torres fue un reconocimiento a su autor, Osvaldo Barattucci, ex presidente de ARGRA en los 90 y quien  encabezó, en aquellos difíciles años, la lucha por esclarecer el crimen. La organización del acto estuvo a cargo de ARGRA; el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SIPREBA) y  de los organismos de derechos humanos que integran el Espacio Memoria. También se rindió homenaje al  reportero en La Plata, Rosario, Santa Fe, San Luis, Tucumán y en Pinamar, la localidad donde fue asesindo.

José Luis Cabezas era reportero gráfico de la Revista Noticias. Había conseguido sacarle, en 1996,  una foto al empresario Alfredo Yabrán para la investigación que la publicación llevaba a cabo por una  denuncia del entonces ministro de Economía. Domingo Cavallo acusaba a Yabrán de operar en Argentina con mafias y de poseer empresas fantasmas que realizaban fraude al fisco y evasión impositiva.

El nombre de Yabrán se hizo público pero ningún medio podía conseguir una foto de su rostro. El 16 de febrero de 1996 José Luis Cabezas junto a Gabriel Michi, el periodista que realizaba la investigación,  siguieron a Yabrán en Pinamar y consiguieron la foto de su cara, que fue la portada de la revista. Un año después, el 25 de enero de 1997, Cabezas apareció muerto de dos disparos en la cabeza, esposado dentro de su auto y quemado.

El juicio oral y público llegó en el 2000 y condenó a prisión perpetua a los ejecutores del crimen: Gustavo Prellezo, policía y autor de los disparos a Cabezas; y los integrantes de la banda «Los Horneros». Alfredo Yabrán fue señalado Como autor intelectual, pero para ese entonces ya estaba muerto: en 1998 se había suicidado con un disparo en la boca. La muerte del empresario impidió seguir con la cadena de responsabilidades que implicaba a las organizaciones mafiosas que había denunciado  Cavallo. Ninguno de los autores materiales cumplió sus condenas. El liberado más reciente fue Prellezo, el 21 de diciembre de 2016, que obtuvo su libertad condicional.

El presidente de ARGRA, Ezequiel Torres, explicó a ANCCOM que en los años que se desarrolló la investigación sobre los negocios de Yabrán se vivía en un contexto de impunidad grande. Recordó que eran los años de la sanción de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, cuando ocurrió el atentado a la AMIA, el asesinato a María Soledad Morales, la muerte del soldado Omar Carrasco, entre otros hechos. «Todos los crímenes permanecían impunes. Alfredo Yabrán también pretendía ser impune, no ser reconocido. La foto vino a poner un rostro a un nombre que estaba en las sombras», dice Torres y reflexiona sobre el  valor de la imagen. Según el presidente de ARGRA: “En esa década había menor acceso a la información, no había celulares inteligentes, ni con cámaras. Lo que hoy se da como un hecho natural -que cualquier hecho pueda tener un correlato de imagen- hace 20 años no funcionaba así, había un concepto distinto”. Luego agregó: «La foto fue la excusa».

Tomás Eliaschev, periodista de la Revista 23 y Secretario de Derechos Humanos de SiPreBA, expresó que las fuerzas policiales hoy  siguen con las mismas prácticas corruptas de hace 20 años. Por eso explicó que desde SiPreBA rechazan el protocolo del Ministerio de Seguridad de poner un corralito para prensa en las manifestaciones. «No olvidar a Cabezas significa mantener la libertad de expresión. La presencia de los reporteros gráficos y periodistas impide que la policía actúe con impunidad.»

26/01/2017