Por Azul Tejada
Fotografía: Magali Druscovich y ARCHIVO: Valentina Bellomo

Un nuevo nombre engrosa la lista de víctimas por negligencia de Metrovías. Matías Kruger reparaba el aire acondicionado de una formación de la Línea H, en el taller Colonia, cuando murió electrocutado.  “El corte de energía lo tiene que garantizar el personal jerárquico de Metrovías. El peritaje aún no ha determinado si no la cortó, o hubo una falla técnica. Igualmente, la responsabilidad sigue siendo del personal jerárquico, ya que no sólo tenía que cortar la energía, sino que tenía que corroborar que esté cortada. Alguien se equivocó, y lo pagó este chico”, explicó Osvaldo Mouche, delegado de tráfico de la Línea E. El dolor de sus compañeros cuando se enteraron de lo sucedido, se sumó a la impotencia por  la falta de respuestas que desde hace tiempo les niega la empresa. Es que el martes, horas antes del accidente, miembros de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP) se habían reunido con representantes de Metrovías y Subterráneos de Buenos Aires (SBASE) para exigir un protocolo de seguridad que contemple los riesgos específicos a los que se ven expuestos los trabajadores del subte, y que garantice la seguridad en las condiciones de trabajo. La respuesta de la empresa: ninguna.

Luego del episodio que terminó con la vida de Matías Kruger, de 24 años, Metrovías afirmó  la existencia de un “protocolo de seguridad obligatorio para todos los colaboradores que realizan tareas que requieren el corte y reposición de energía”. Los trabajadores del subte, en un comunicado interno, repudiaron la postura tomada por la empresa en la declaración: “Intenta salvar su responsabilidad afirmando que existen protocolos actualizados y que el personal está capacitado para su aplicación. De esa forma da a entender que lo que ocurrió  fue por responsabilidad de nuestro compañero (…) Todos los accidentes son evitables. Los trabajadores no son los culpables. Matías, como todos sus compañeros, concurrió ayer a trabajar para ganarse la vida, no para perderla”, dice el documento. Y continúa: “Si ello ocurrió es porque los protocolos existentes no sirven. Es porque la capacitación que supuestamente se realiza no alcanza. La norma ISO 9001 no tiene relación con la salud o seguridad laboral y su mención en el comunicado demuestra que la única preocupación de la empresa es quedar otra vez impune ante esta nueva muerte. Las condiciones inseguras existentes en las tareas del subte son las que desencadenan los accidentes y los trabajadores sólo son sus víctimas”.

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«La responsabilidad sigue siendo del personal jerárquico, que tenía que corroborar que la energía esté cortada. Alguien se equivocó, y lo pagó este chico”, explicó Osvaldo Mouche, delegado de la Línea E.

Osvaldo Mouche, delegado de la Línea E, dijo a ANCCOM: “No existe un protocolo de seguridad por escrito. Son normas muy básicas y todos los talleres se manejan de forma diferente. Eso que dicen las normas ISO es algo muy general, no hay nada particular. Nosotros no somos igual que cualquier otro lugar que trabaja con electricidad.”. Y agregó: “Son laburos muy específicos que tienen que tener un protocolo especial, basado en las cinco reglas de oro de la electricidad:  1) Desconexión. Corte efectivo; 2) Prevenir cualquier posible realimentación. Bloqueo y señalización; 3) Verificar ausencia de tensión: 4) Puesta a tierra y cortocircuito; 5) Señalización de la zona de trabajo”.

En la reunión que mantuvieron con Metrovías, a horas del accidente, los trabajadores habían exigido que la empresa firme un protocolo que incluya esas cinco reglas y determine un doble control en el corte de electricidad: no solo a cargo de la empresa, sino también del trabajador. “Hace rato veníamos pidiendo esto en la Subsecretaría de Trabajo”, denunció Mouche. Sin embargo, según denunciaron trabajadores del subte, Metrovías no quiso firmar el acuerdo y negó la existencia de problemas de seguridad.

Los trabajadores del subte expresaron su dolor y repudio ante lo sucedido a través de un paro en todas las líneas. Denunciaron las condiciones de insalubridad e inseguridad a las que se ven expuestos y responsabilizaron a la empresa por lo sucedido. Además, resaltaron la “soberbia” de Metrovías durante la reunión que mantuvieron el día previo al accidente: “Ayer estuvimos hasta las tres de la tarde discutiendo este tema. Y tuvieron una soberbia, una arrogancia… Al compañero técnico en Seguridad e Higiene lo llamaron mentiroso. Negaron todo, como si nosotros no quisiéramos trabajar, como si no quisiéramos poner la puesta a tierra”, denunciaron. En la reunión se mencionaron las inspecciones realizadas por la Policía del Trabajo, con intimación a Metrovías por la falta de Seguridad e Higiene y precariedad de los sectores. La respuesta de Metrovías –afirmaron los trabajadores– fue negar toda responsabilidad, al decir que cumple con todas las condiciones de seguridad e  higiene establecidas y que, al haber intervenido la Policía del Trabajo, en todo caso es a ella a quien debería dar explicaciones. El jefe de Recursos Humanos de Metrovías, Marcelo Graziano –según explicaron representantes de AGTSyP– responsabilizó a los trabajadores por los accidentes ocurridos y calificó de mentiroso al licenciado de Seguridad e Higiene que mencionó durante la reunión las inspecciones de la Policía del Trabajo.

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«La empresa ntenta salvar su responsabilidad afirmando que existen protocolos actualizados y que el personal está capacitado para su aplicación. De esa forma da a entender que lo que ocurrió fue por responsabilidad de nuestro compañero», afirmaron los trabajadores.

Durante las últimas horas del miércoles, se decidió extender el paro: “A pedido de varios delegados del turno noche, el paro de actividades previsto hasta las 00:00 horas, se extiende hasta las 5 am, así en todos los sectores donde los compañeros deseen manifestarse, pueden sumarse a la medida de fuerza durante esta noche”, afirmó otro comunicado de AGTSyP.

Otras cinco víctimas

Las condiciones de trabajo en el subte han terminado con la vida de varios trabajadores, como ANCCOM ya lo había denunciado en una nota del 5 de octubre. Mario Penaccio, en septiembre de 2003, falleció a bordo de una de las Trafic de Metrovías que trasladaba a los trabajadores por las noches hacia los lugares donde deben hacer reparaciones. Según detalló Enrique Rosito, encargado de prensa de AGTSyP, Mario no iba sobre un asiento, como corresponde, sino que viajaba sobre las herramientas. En un choque, detrás de Casa Rosada, salió despedido.

El 11 de febrero de 2011 David Alfonso, que trabajaba haciendo el mantenimiento de los trenes, falleció electrocutado: lo mandaron al techo de la formación a reparar un equipo, no cortaron la tensión y murió calcinado.

El 20 de marzo del año siguiente, en el taller de Congreso de Tucumán, la electricidad cobró otra víctima, Diego Martínez. “Lo mandaron a hacer una tarea que él habitualmente no hacía; soldar. Cuando hicimos el peritaje, vimos que la máquina no tenía puesta a tierra, tenía los cables pelados, un desastre”, denunció Francisco “Pancho” Ledesma, secretario gremial de Salud Laboral y Condiciones en el Medioambiente de Trabajo.

A Antonio Villares, el 2 de abril de 2013, también  le arrebataron la vida en el subte. “Hubo una gran tormenta en Capital Federal y el compañero tenía que ir a activar las bombas para que los pozos se desagoten y no se inunden las vías. Estaba en Catedral, en la línea D, y le avisaron que en la estación Los Incas, de la línea B, se habían inundado las vías y no se podía pasar. Parece que los cuartos de bomba no estaban andando y, como él estaba en la guardia, un supervisor lo mandó con un equipo de trabajo. Antes de bajar a las vías, le avisaron que habían cortado la tensión –porque la B, a diferencia de las demás líneas, tiene un tercer riel y la tensión está en las vías. Él bajó, pensando que era como le habían dicho, y en el trayecto se electrocutó con corriente continua. Murió calcinado”, recordó el secretario de salud.

Sergio Reyes estaba en su primera semana de trabajo cuando fue atropellado en el taller Rancagua, en septiembre del 2013. Los dos primeros días había estado en Emilio Mitre y Directorio, un taller que está en Primera Junta, sobre superficie. El tercer día lo mandaron a hacer limpieza a Rancagua, el taller que está en la estación Federico Lacroze, en Chacarita. “La jefatura no le enseñó los lugares por donde se ingresa y se egresa, ni le dio una charla para explicarle dónde había tensión y dónde no. Le dijo: ‘Acá tenes la pala, la escoba y la bolsa: anda a limpiar’. Hay una salida que da a la calle, a la Plaza los Andes. Y, por otro lado, hay una conexión entre el taller y la estación de subte Federico Lacroze, por donde entran y salen los trenes rotos o reparados”, explicó Ledesma. Y continuó el relato: “Por ahí entra el personal técnico que trae el tren roto al taller o saca el tren reparado a línea. El compañero vio que por ahí entraba y salía gente y debe haber pensado ‘¿Para qué voy a salir a la calle, ir por la plaza, y volver a entrar al subte si por esta conexión entro a la estación directamente?’ Como era el primer día que estaba en el subte, y no tenía el oído preparado, en una curva muy cerrada no escuchó el tren y cuando terminó de salir de la curva lo llevó puesto y lo chocó contra unas columnas que hay en Federico Lacroze”.

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Según denunciaron los trabajadores de Metrovías, la empresa fue acrecentando la política de invertir menos y flexibilizar más. “Te dan una charla de cinco minutos de seguridad y después, cuando muere alguien, le dicen a sus familiares y compañeros que el fallecido se capacitó, que la culpa es de él porque la empresa cumplió”, explicó Ledesma. Julio Sala, delegado de tráfico de la Línea E, denunció en el mismo sentido: “Anualmente le dan a la gente un curso sobre seguridad e higiene y sobre lo que es el servicio. Cuando ingresan a la empresa, con ese tipo de charlas, los nuevos piensan que van a ir al paraíso. Pero uno, que está continuamente acá abajo laburando, cuando va a esas charlas, termina peleándose,  se arma quilombo. Porque te están tomando el pelo, hasta el punto tal que vos a veces les preguntas ‘¿Vos viajas en esta línea?’. Te dicen que no, no tienen idea. Es una empresa contratada, que viene a dar un curso como si fuéramos un local de comida rápida: la frecuencia, el servicio, la sonrisa para atender a la gente. ¿De qué frecuencia me está hablando? Nosotros tenemos un diagrama en el cual la frecuencia de formación a formación tiene que ser de cinco minutos. Eso acá no se cumple, porque no tenemos la cantidad de trenes como para hacerlo”.

Actualizado 8/12/2016