Por Daniela Vargas
Fotografía: Melisa Molina

“Fidel Castro era un revolucionario completo, no a medias”, dijo Modesto Emilio Guerrero, escritor y periodista venezolano radicado en Buenos Aires. Experto en América Latina, habló sobre el “último líder del siglo XX”, quien falleció el viernes pasado, a los 90 años. Deja atrás una lucha histórica de seis décadas que inició en 1956, cuando desembarcó en Cuba para iniciar la guerrilla que derrocaría a Fulgencio Batista en 1959. Amado y odiado a la vez, Fidel Castro marcó la historia del siglo XX a fuego. “Fue coherente, incluso cuando cometió errores imperdonables para un comunista”, sostuvo Guerrero.

¿Cuál es el legado que deja Fidel Castro en Cuba, y en Latinoamérica?

Para un hombre que vivió casi un siglo, y que se metió en cada carambola que hubo en la vida social y política de América Latina, y de otros países del mundo, y que desafió tantos poderes, el legado no se puede circunscribir a una sola cosa o escenario. Pero para mí lo más importante es haber demostrado, sin tener una teoría para eso, que se podía traducir el socialismo europeo a América Latina, hablarlo en castellano y bailarlo en Cuba.

¿Y cómo caracterizaría ese legado?

Con el paso por cuatro dilemas. El primero fue el desafío del Pacto de Yalta en 1943, donde Stalin acordó con Churchill y Roosevelt que no se apoyarían ni promoverían más revoluciones sociales; se proscribía la Revolución Cubana. Y, sin embargo, ocurrió. El segundo desafío fue el pacto para tomar el poder. Nunca existió una revolución de un solo movimiento, siempre fueron por acuerdos; entonces, él promueve el pacto de Caracas, y firma un acuerdo con los movimientos guerrilleros que no eran el 26 de Julio, con movimientos militantes no guerrilleros de las zonas aledañas a La Habana, con la central obrera, y con una parte de la burguesía cubana que no apoyaba a la dictadura. Allí tuvo que acordar entre amigos y enemigos. El tercer desafío fue, tomado el poder, cómo enfrentar a Estados Unidos y su reacción violenta que, por año y medio, significó quemas masivas de sembradíos, explosión de fabricas enteras, asesinato de líderes, conspiraciones militares de todo tipo hasta llegar a Bahía de Cochinos. Normalmente, la mayoría de los líderes como él, anteriores y posteriores, capitularon cuando supieron que venía una invasión. Más o menos fue lo que hizo Perón en 1955: él se salvó, salvó a los suyos, y acá vino después la Libertadora a matar gente. Fidel desafió ese precedente: él no se fue. Algo de loco hay que tener y, además, era un aventurero y tenía una concepción moral y ética en la cabeza: no se abandona al pueblo, si eres su líder. Entonces, no es un problema de relación de fuerzas, ese cuentico con el que muchos líderes engañan a sus seguidores para no cumplir su tarea. El cuarto dilema ocurrió ese mismo año, al calor de la invasión de Bahía de Cochinos. Se generó una violencia del pueblo por sus derechos contra el enemigo, que ahora estaba más identificado que unos días atrás. El pueblo trabajador expropió a todos los burgueses, y se pasaron de mano porque dejaron a la economía interna sin ningún circulante propio, pero lo sustancial es que hicieron lo correcto. Ello incluyó a varios miembros del Gobierno de Fidel. Cuando tomaron el poder, Fidel no era el Presidente (N. del R: Manuel Urrutia Lleó), lo era un miembro de la burguesía: eso estaba en el Pacto de Caracas. Este hombre se opuso a las expropiaciones de cualquier fábrica y campo, y Fidel tenía que escoger: o su Presidente miembro de la clase dominante con quien tenía un acuerdo previo, o el pacto moral y sagrado con el pueblo a quién condujo el sacrificio de la guerra. Eligió la segunda opción.

-¿Cómo hizo para romper relaciones con quién había firmado un pacto previo?

Si tú eres un líder político y social, y estás convencido de lo que quieres, ése es el concepto: lo que quieres es tu programa, y tu programa no se vende. El error de Allende, de Árbenz, de Perón, de Juan Velasco Alvarado, de muchos, es que vendieron lo que creían: el objetivo. En vez de apoyarse en el pueblo, que es la única manera de mover la palanca de la relación de fuerza, se apoyaron en la clase dominante. Fidel no rompe con la burguesía, sino que impulsa, y no frena, la movilización desatada contra los yanquis por la invasión, que continúa contra la propiedad privada y el campo.

¿Cómo sobrevivió su modelo tantos años, teniendo en cuenta las presiones de Estados Unidos y de la Unión Soviética?

Sobrevivió porque la URSS le dio, a cambio de amordazarlos, su apoyo, al principio comprándole casi toda la producción de azúcar. Ese mérito fue acompañado con una desgracia, que es que no desarrollaron en Cuba una industria nacional poderosa; y es mentira que no se podía, pregúntale a Taiwán, a Corea, a Uruguay en su mejor momento. Por otro lado, (Ernesto) el Che Guevara estaba de acuerdo con Fidel y otra parte de la dirección en hacer una revolución internacional. ¿Por qué? Si no eran trotskistas. La respuesta es que no se necesita ser trotskista para eso: Bolívar no lo era, San Martín se va hasta Chile, de ahí a Perú. Es una necesidad de la reacción contra el poder que triunfa, una ley social. Ellos promovieron esta revolución internacional para frenar a los yanquis y a la Unión Soviética, y así generar más revoluciones para defender a Cuba. “Nikita, Nikita mariquita, lo que se da no se quita” le decían los cubanos a Nikita Jrushchov porque había pactado con Kennedy. Cuba también resiste por algo ideológico: hay una identidad entre el pueblo y el líder. Cuando eso ocurre, la resistencia es mayor. Lo que Martí no pudo, porque lo mataron en batalla, es lo que Fidel hace, lo que yo denomino las tres emancipaciones: la nacional del imperio, la democrático-política de la dictadura, y la social del capitalismo. Fidel es el padre fundador del pueblo. Muchos de sus enemigos internos lo reconocen porque fue coherente, incluso cuando cometió errores imperdonables para un comunista o un hombre de izquierda.

¿Como cuáles?

Por ejemplo, haber apoyado en 1968 la invasión a Checoslovaquia. Para un cristiano, pegarle a un oprimido es malo. Para un socialista, invadir otro pueblo es tan malo como eso. También apoyó el pacto de Esquipulas en Centroamérica para frenar la revolución sandinista, para que no transite el socialismo en Nicaragua, y para impedir que El Salvador completara su ciclo. En 1989, el gobierno cubano apoyó la masacre de Tiananmén, la de los estudiantes chinos que ocuparon la plaza y los mataron. Primero, nadie le estaba pidiendo palabra a Fidel, ¿por qué tenía que meterse? Y la otra es el apoyo que le dio al gobierno masacrador de Venezuela contra el que Chávez se levantó en insurrección militar en 1992. Cometió errores gravísimos. Eso no anula el resultado de su vida. Un héroe no depende de tal o cual error.

¿Fidel fue un dictador?

Había algún rasgo autocrático, porque a él no lo eligió nadie. Se podría justificar en forma relativa la acusación de dictador. No tiene explicación porque Fidel era malo, que es lo que puedes escuchar, sino que tiene explicación en lo siguiente: la Revolución Cubana surge de una revolución armada a través de la técnica política de la guerra de guerrillas, donde el método militar es el dominante, no el método político de la asamblea, partido y debate. El error del Movimiento 26 de Julio es haber trasladado al sistema político en el poder el mismo sistema de organización de la guerrilla, la cual tiene que ser centralizada por necesidad, y es comprensible. Eso se parece a una dictadura, pero lo que no es correcto es calificar de dictadura a un gobierno que tenia amplísimo apoyo popular. El 54% del presupuesto cubano es para salud, educación y diversión.¿Qué dictadura hace eso? Cuba ejerce una forma limitada de democracia, tan limitada como la norteamericana o como la de todos nuestros países, donde votas por un candidato que te dice “Hambre cero” y hace lo contrario; o por (Carlos) Menem, que fue votado por el salariazo y la revolución productiva, e hizo exactamente lo opuesto. Entonces, ¿de qué te sirve tener una democracia en donde puedes votar si luego no puedes disfrutar o ejercer el control de eso? Hoy, el Consejo de las Américas opina que Colombia es la democracia más ordenada del continente, donde funcionan mejor los tres poderes. Vamos a suponer que es verdad, lo aceptamos. En esa democracia, vivimos ante nuestras narices un genocidio: 234 mil asesinados, y el Estado se hace responsable. ¿Cómo es que una democracia hace un genocidio? Ha habido presos políticos, sí, pero eso no es el más grave error porque esos presos políticos seguramente lo merecían, hay que revisar en cada caso. ¿Pudo haber excesos? Es muy probable. ¿Injusticias? Casi seguro. Es norma de todo poder cometer injusticias. Pero otra cosa es expulsar a los intelectuales y artistas. Y ahí sí el gobierno cubano fracasó. Enseñan el concepto de democracia como sinónimo de libertad, de cosas bonitas, lo convirtieron en una suerte de ficción. Entonces Cuba, como es comunista, es mala.  Ahí hubo una falta de picardía: si yo hubiera sido Fidel Castro, me hacía votar: jamás en la historia alguien iba a ser tan votado. Probablemente Raúl, su hermano, sí pierda.

En este sentido, ¿habrá algún cambio en la forma de gobierno en Cuba?

La muerte de Fidel no provocará ningún cambio decisivo en la relación con Estados Unidos, América Latina o hacia adentro, porque Fidel tuvo la virtud de traspasar el poder a un continuador concreto. Lamentablemente se lo traspasó a su hermano. Por otro lado, la burguesía ha creído que detrás de todos estaba Fidel, y él no hablaba desde hacía seis años, no se metía. Por eso, en términos materiales no va a cambiar mucho.

¿Cómo fue la relación entre Chávez y Fidel Castro? ¿Y con otros líderes de gobiernos latinoamericanos?

Fidel tuvo una relación paternal con Chávez, desde lo personal y desde lo ideológico, parecida a la que tuvo con (Diego) Maradona. Fidel era un tipo muy cariñoso. Tuvo una amistad muy fuerte, de hermandad, con Gabriel García Márquez, y también con Allende. Lamentablemente se le pasó la mano y ejerció un poco el pragmatismo, y también tuvo relación con innombrables de América Latina, por ejemplo con Menem, Carlos Andrés Pérez, y algunos otros, y ese es el fardo negativo de un tipo que era respetado.

-¿Cómo ve el futuro de Latinoamérica en este contexto de giro hacia la derecha?

La muerte de Fidel Castro potencia ese giro a la derecha, pero no en forma directa. Es porque el enemigo, la derecha, está usando eso para crear una conciencia que refuerce que eso no vale la pena, que el gobierno de Maduro es un loquero, que Evo Morales es otro loco más, y que mejor seamos más ordenados, más Macri, todos juntos y hermosos. Ese aprovechamiento de la muerte de Fidel solo puede ser ideológico, no calma jugos gástricos, no les sirve a los habitantes de González Catán. El problema de los gobiernos progresistas es que dejaron todo a medio camino. Entonces hay una responsabilidad de Macri como triturador de derecho pero también de los pre-Macri o pre-Temer que facilitaron el camino porque no blindaron los derechos. En Cuba están blindados: para sacar el derecho a la educación gratuita tienes que matar a dos millones de cubanos para aterrorizar a nueve, tienes que borrar a todo el gobierno, no a un ministro.

¿Qué pasará ahora que falleció el último líder del siglo XX?

Surgirán otros líderes. Es norma de la historia producir líderes y referentes. El problema es que hay que dejarlos crecer y hay que esperar los acontecimientos. Fidel es el producto de un acontecimiento histórico de la posguerra, una quebradura, y de un descuido yanqui. Si no ganaba, Fidel sería una gran anécdota en la historia cubana, un tipo que lo intentó y no pudo. “La historia me absolverá” fue un acontecimiento azaroso que luego encajó por haber triunfado. Para mí no hay nada más importante que el legado de Fidel con los cuatro dilemas. Sin eso, no hay nada que pueda seguir. Ese va a ser el Fidel menos rescatado, del que no habla Lula o ningún otro, porque ese es el Fidel que ellos no fueron, es el Fidel que llegó hasta el final de su propósito. Hizo coincidir la palabra con el hecho, el discurso con la acción. Ese es un mérito pocas veces visto en líderes sociales.

 

Actualizado 30/11/2016