Por Azul Tejada
Fotografía: Camila Alonso Suarez

Luego de una asamblea en la que debatieron la situación de precarización laboral que están viviendo, los  trabajadores de AGEA SA-Grupo Clarín decidieron llevar su reclamo a la calle y cortaron Tacuarí –donde se encuentra la sede de la redacción– con termos, cacerolas y otros objetos que golpearon al ritmo de “No me alcanza, la guita no me alcanza…”. El principal problema, dijeron a ANCCOM los redactores, es que la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires (UTPBA) firmó un acuerdo paritario que establece una recomposición salarial de 25 a 27 por ciento en 13 meses, mientras que el diario publica en sus tapas que la inflación estimada será alrededor del 45 por ciento interanual. “No solo que no empatás la inflación, sino que además perdés 20 puntos, o sea que estás trabajando prácticamente gratis”, dijo Juan José Marón, periodista de Olé.

Si bien hace tiempo vienen realizando medidas de fuerza para visibilizar su reclamo, en los últimos meses estaban a la espera de una respuesta: “Era un impasse, porque había una mesa de negociación. Pero la propuesta que hicieron fue insuficiente, los sueldos están muy por debajo, incluso algunos pasan la línea de pobreza. Necesitamos que se pongan serios y hagan una propuesta real para todos”, expresó Gerardo Morel, delegado gremial y  trabajador de la sección de infografías de Clarín desde hace 25 años.

En un contexto de crisis, tarifazos y creciente inflación, los trabajadores de Clarín encontraron irrisoria la cifra pactada por UTPBA con la patronal. “Tenemos un problema, el histórico gremio de prensa hace mucho tiempo está cooptado por las propias empresas. Este es el tercer año que va a paritarias solo, sin delegados, y que cierra la peor cifra del país. Este año rompió records, porque mientras todos los sindicatos firmaron un promedio de 25 por ciento para 6 meses, la UTPBA firmó entre 25 y 27 por ciento para 13 meses, ni siquiera para un año”, explicó Francisco Rabini, editor de Clarin.com, delegado de AGEA SA, y dirigente del recientemente creado Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa). Y agregó: “Nosotros lo que denunciamos es que la empresa que publica en la tapa que la inflación interanual supera el 45 por ciento pretende que a nosotros se nos licúe el salario con una recomposición salarial que, anualizada, es menos del 23 por ciento”.

Dardo Villafañe, periodista de Arquitectura, lleva 22 años en la empresa y considera injusto que trabajadores con más de 20 años de experiencia cobren alrededor de 20.000 pesos. Según explicó, la escala salarial es muy variada, incluyendo sueldos de 7.000. “Lo que estamos reclamando es que el acuerdo paritario vergonzoso que firmó la UTPBA no sea tomado como un techo, sino como un piso.  Esta situación ya es el colmo. Y cada vez somos más reclamando, pese a que cada día somos menos. Tres o cuatro personas por día se van del diario, porque se cansan y se terminan yendo. De Olé, Genios, La Razón y de los otros productos gráficos. MUY desapareció y se convirtió en una página web”, concluyó.

El delegado Francisco Rabini también denunció la situación laboral de los redactores. “Nosotros reclamamos que al menos ellos ganen la canasta básica total –que incluye alquiler. En abril estaba 19.000 pesos, y nosotros tenemos redactores que hoy en día están ganando en mano 14.000, teniendo en cuenta que actualmente la canasta básica debe estar bastante más que en abril”, dijo.

Frente al reclamo de los trabajadores, AGEA SA y la UTPBA responden con evasiones o soluciones que no condicen con la situación económica actual. “Hace años que vienen rasgándose las vestiduras. Antes era por la pelea con el gobierno. De 2014 a ahora todo es llorar la carta, siempre es crisis. Ahora hablan de la crisis mundial”, denunció Rabini. Y agregó: “La verdad es que los números de la empresa son públicos, porque cotiza en la Bolsa de Londres, y nosotros sabemos que son buenos. Del grupo Clarín ni hablar, pero de AGEA SA en particular, ya el último cuatrimestre del año pasado fue muy bueno, este primer semestre también lo fue, y la perspectiva es que sea aún mejor en el último semestre. Además, hay que tener en cuenta que la competencia del diario está implosionando”.

En el mismo sentido, Sebastián Díaz –periodista de Olé– manifestó: “La idea de la empresa parece ser patear lo más posible la solución del problema, dilatar lo más posible cualquier tipo de conversación porque pasan los días, pasan los meses, y ellos se favorecen: no te aumentan el sueldo, y en el camino a uno se lo va comiendo la inflación”. Por eso, los trabajadores de AGEA SA exigen que sean los representantes de su comisión interna –y no la UTPBA– los que se sienten a negociar con la patronal de Clarín.

El 8 de junio del año pasado, como respuesta a un gremio vaciado, el nuevo Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa) organizó una masiva marcha federal en Buenos Aires. Según explicó Rabini, lo que les falta para poder sentarse a negociar es la personería gremial, ya que la ley argentina establece el unicato: por rama de actividad puede haber muchos sindicatos, pero uno solo tiene la personería gremial, es decir, la exclusividad de la negociación colectiva. De esta manera, hasta que no la consigan, no podrán sentarse a discutir paritarias. “La UTPBA no representa a nadie, nosotros tenemos muchos más afiliados que ellos, pero necesitamos que el gobierno nos dé una compulsa, que el Ministerio de Trabajo haga de árbitro y evalúe quién tiene más afiliados cotizantes. El que tiene más, se queda con la personería gremial”, aclaró el delegado.

Los trabajadores de Tacuarí expresaron su solidaridad con los de Planta Zepita, la otra sede de AGEA SA –encargada de la impresión de los ejemplares de los diarios– que se encuentra hace años en conflicto con la empresa por condiciones de trabajo aún peores. No solo exigen un sueldo más justo, sino que buscan salir de un sistema de trabajo decimonónico y que no está contemplado por la ley. Según Diego Bruschini, delegado de Zepita por el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa), entre 30 y 40 personas se encuentran realizando tareas en calidad de “jornaleros”. Deben permanecer junto a los teléfonos expectantes a la llamada del patrón, llegar a tiempo al establecimiento –sin importar las distancias ni el horario en que les llegó el aviso– y firmar un contrato que no se les permite leer y que solo tiene validez por un día. Alejandro Ontivero trabaja hace 11 años en esas condiciones y desde que fue elegido delegado en marzo –junto a Bruschini, que es efectivo– no fue llamado a trabajar por 104 días como represalia. Denunciada la empresa por persecución gremial, el Juzgado de Trabajo Nº 4 dictó una cautelar de reincorporación que, como no fue cumplida por el diario, terminó en una multa diaria de 5.000 pesos hasta que Ontivero no fuera llamado nuevamente. Finalmente, la empresa volvió a contactarlo, pero sigue sin ser reconocido como delegado y las condiciones en Zepita permanecen en la misma precariedad.

 

En Tacuarí, la semana próxima se realizará la elección de delegados. “Es el miércoles que viene, y nosotros pretendemos que la empresa nos dé un lugar para hacerla, nos de los padrones, y nos reconozca como legítimos representantes de nuestros compañeros”, dijo Rabini. “Creo que la empresa debería entender que la forma de trabajar mejor, generar mejores contenidos, y tener a la gente bien, es darles condiciones dignas. Es básico, en cualquier trabajo”, agregó el periodista de Olé Juan José Marón.
Actualizada 05/08/2016