Por Andrea Kain
Fotografía: Rocio Garcia

La editorial Nulú Bonsai puso en circulación Todas las obras acabadas de Ioshua, la primera antología que reúne diversas publicaciones de este poeta “Queer”, creador del “Cumbia gay”, en cuyos trabajos se reflejan el modo de hablar y la estética de los “pibes wachos”. El libro incluye poemas inéditos compilados en fanzines y plaquetas, dos cómics y bocetos inéditos dibujados por el autor, y seis entrevistas que le habían realizado.

 Ioshua, o Josué Marcos Belmonte —como figuraba en su DNI—, fue más que un poeta del conurbano gay. Fue artista performático, dibujante, deejay, y dejó una obra que visualiza la estética de los pibes “wachos” que florecen en la marginalidad. Murió el 23 de junio del año pasado.

“Hacía performances trasheras –dijo a ANCCOM Sebastián Goyeneche, amigo de Ioshua y editor de Nulú Bonsai-. A veces se maquillaba excesivamente, escupía sangre falsa, o ponía una base de música altísima y leía sin que se pudiera entenderle. Tenía una aceptación intermedia. A algunos les gustaba y a otros les parecía muy extraño”.

El libro incluye poemas inéditos compilados en fanzines y plaquetas, dos cómics y bocetos inéditos dibujados por el autor, y seis entrevistas que le habían realizado.

El libro incluye poemas inéditos compilados en fanzines y plaquetas, dos cómics y bocetos inéditos dibujados por el autor, y seis entrevistas que le habían realizado.

Ioshua pasó su infancia en Libertad, un barrio humilde del partido de Merlo. Solía vestir remeras estampadas por sus propios dibujos, que tenían calaveras mexicanas o dos pibes besándose, y usaba gorras al estilo “cumbierocon la palabra Queer. Se lo suele recordar en distintos lugares, como en fiestas, donde él era el anfitrión de la noche, con una botella de cerveza en la mano, rodeado de personas y tratando muy amable a quienes lo elogiaban. O también solitario, reacio a los halagos y vendiendo sus libros en medio de una multitud, como en la Marcha del Orgullo Gay de Buenos Aires, en el año 2014.

Grau Hertt, otro de los editores, contó que lo vio por primera vez en una noche de lectura de poesía, en un Centro Cultural de Almagro. “Él estaba en un costado con sus libros y se lastimaba la yema de un dedo de la mano para firmarlos con sangre –relató a ANCCOM-. Después subió al escenario para leer, aunque estaba con la presión baja por la pérdida de sangre”. Grau Hertt fue el primero que le propuso publicar: “Lo escuché y me pareció que nos estaba poniendo en un lugar incómodo y poco común al pronunciar abiertamente palabras como ‘pija’, o ‘quiero leche’. Pero el foco no estaba en lo grotesco, sino en exaltar la sensibilidad de sus personajes. Él venía de lugares oscuros, en donde es usual usar ese tono. Él lograba mostrar la belleza de su contexto para sacarla de la marginalidad”.

Mucho del material de Ioshua puede verse en el sitio ioshuahomotrash  Este poeta publicó once libros y una decena de fanzines o plaquetas con sus poemas. También había diseñado comics, que en parte fueron recuperados para Todas las obras acabadas de Ioshua. “Dibujate una pija para la portada”, le pidió Grau Hertt; Ioshua agarró una birome azul y trazó el dibujo sobre una servilleta. Luego la idea mutó a incluir un consolador, y por eso la tapa del libro tiene la foto de uno, dorado y con piedras de colores, bajo un fondo rosa y con su nombre hecho con la tipografía de su firma, como al artista le hubiese gustado. El dibujo original está incluido en el interior del libro.

La primera obra que publicó por Nulú Bonsai en el sello Ataque Emocional al Sistema Capitalista fue Pija, birra y faso: una alusión, claro, al filme Pizza, birra, faso, de Bruno Stagnaro, de 1998. En común, los retratos de marginalidad. “Eligió ese título para molestar -señaló Goyeneche-. Para algunas editoriales la estética de Ioshua era mejor mantenerla ahí, en los márgenes. La literatura suele hablar de muchos temas marginales, pero no desde el propio marginal”.

El libro contiene poemas con temáticas de amor, sexo, vicios y marginalidad. Algunos poemas son escritos desde un narrador taxi boy, como “Tigre”:

Por guita siempre es más fácil

Porque así besás sin saber del horror de amar (…)

Porque así no esperás que dure mucho.

 “Él estaba en un costado con sus libros y se lastimaba la yema de un dedo de la mano para firmarlos con sangre –relató a ANCCOM-. Después subió al escenario para leer, aunque estaba con la presión baja por la pérdida de sangre”. dice el editor Grau Hertt.

“Él estaba en un costado con sus libros y se lastimaba la yema de un dedo de la mano para firmarlos con sangre –relató a ANCCOM-. Después subió al escenario para leer, aunque estaba con la presión baja por la pérdida de sangre”. dice el editor Grau Hertt.

Según Goyeneche, Ioshua escribía con un lenguaje coloquial y accesible, pero con contenido profundo y sensible que acercó a muchos jóvenes a la poesía. En cuanto a sus procesos de escritura, Grau Hertt contó que tras plantearse un campo de trabajo, Ioshua iba a la acción. “Involucraba su mirada y su cuerpo  e iba en búsqueda de situaciones y lugares en los que no era habitué –explicó-. Para escribir Campeón, por ejemplo, fue a varios partidos de fútbol, aunque él no era futbolero. Era un modo de construir su imaginario”.

Otro performer underground, Marcelo Arias, alias La Suiti, que compartió con él varias noches de poesía y fiestas, lo recordó así: “Nos hicimos amigos porque nos odiábamos –dijo a ANCCOM-. Con el tiempo me di cuenta de que tenía una coraza. Tenía tanto miedo al otro que lo primero que hacía era bardear”. Grau Hertt matizó ese talante: “Si bien fue conflictivo con sus amigos, era una persona que amaba y mucho –dijo-. Más allá de sus actitudes, él sabía que su obra y su arte vivía en todos nosotros. Muchos van a descubrirlo ahora desde su obra”.

Quizás ese “tener miedo al otro” provenga de su vida y su infancia. Su padre, que era violento con él y con su madre, se suicidó en 1989. Ioshua tenía once años. Pronto su mamá murió; con el tiempo, sus dos hermanas se distanciaron. “En una madrugada junto con él, después de reunir el material para Todas las obras acabadas de Ioshua, nos quedaba pendiente cruzar un límite que no solemos cruzar con los autores, conocer un poco más allá de lo que nos llega como escritos –evocó Grau Hertt-. ‘Goyo’ le preguntó: ‘¿Por qué en tu literatura, siempre planteás situaciones incómodas?’ Recuerdo el rostro de Ioshua. Sus ojos se quedaron fijos y con una sonrisa muy gigante nos respondió: ‘¿Están seguros de que quieren saber?’ Se hizo un silencio. Lo demás fueron cinco horas de escuchar el libro más triste que por suerte jamás fue escrito”.

Ioshua popularizó el amor entre “wachos” a través de poesías que retratan el imaginario de un pibe gay, sensible y de barrio para así, planteó Goyeneche, dejar de lado el estereotipo de pibe del conurbano “que usa gorrita y que sale a robar”. También fue crítico con la sociedad con textos como Clasismo Homo, que reclaman sobre el “Derecho a techo” o  al aborto, con críticas hacia dentro de la comunidad homosexual y a la identidad de género.

Tenía 37 años cuando murió, tras casi tres años de intensos dolores, internaciones y operaciones por un tumor en la médula. Dos días antes de su muerte escribió en Facebook: «Seis días en cama. Débil. Alucinando de fiebre y dolor. Ver gente, amigos, hablar y todo es mi mente. Parece que ya calmo. Y aquí no hay nada ni nadie». Recibió cuatro “Me gusta” y ningún comentario. Su obra, sin embargo, es vibrante e inspiradora para futuras generaciones. “Me parece que estamos ante una potencia que deja mensajes universales y atemporales, que nos identifica como sociedad y que requiere de toda la visibilidad que le podamos dar”, concluyó Grau Hertt.