Por Camila Selva Cabral

Las olas, la arena y el sol intentaron –en vano– competir por las miradas de los visitantes. Pero durante los días que duró el 30° Festival de Cine de Mar del Plata, los protagonistas indiscutidos fueron las 400 películas exhibidas y sus más de 120.000 espectadores, que llenaron las salas ávidos de imágenes y de historias. La variedad en la programación permitió que convivieran producciones de consagrados maestros del cine con óperas primas de jóvenes cineastas, y dio lugar a las siempre bienvenidas sorpresas y descubrimientos. El evento se complementó con más de 70 actividades paralelas: charlas, presentaciones de libros, conferencias, cine gratis en la playa y hasta un recital “reencuentro” de la mítica banda Suárez, liderada por Rosario Bléfari, que sonó intacta después de 14 años.

Dentro de la amplia presencia de films argentinos se destacó La luz incidente, bellísima película que marcó la vuelta de Ariel Rotter a la dirección cinematográfica y que le valió el Astor de Plata como mejor actriz a una sutil y a la vez profunda Érica Rivas. La cinta, además, arrasó en los Premios No Oficiales: Mejor película de la competencia internacional por la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina (ACCA) y por la Federación Internacional de Prensa Cinematográfica (FIPRESCI). Además, la Sociedad Argentina de Gestión de Actores Intérpretes (SAGAI) premió a Susana Pampin como Actriz Revelación.

El evento de clausura del Festival, a sala llena. PH Quique Mazzarino.

El regreso de Agresti -con la pretenciosa y mareada Mecánica popular-, en cambio, fue ignorado por todos los jurados. La Revelación Masculina fue para Ernesto Suárez por su entrañable debut a los 75 años en la pantalla grande de Camino a la paz, la road movie de Francisco Varone que protagoniza junto a Rodrigo de la Serna y que se estrenará comercialmente en enero de 2016. Cómo funcionan casi todas las cosas fue rodada en San Juan bajo la sensible dirección de Fernando Salem, quien obtuvo la distinción del INCAA, y este jueves 12 ya se estrena en cines. Otra producción argentina que se proyectó en Mar del Plata y ya puede verse en salas es la polémica Eva no duerme, que el actor Daniel Fanego definió como “una película rockera y peronista”. El film de Pablo Agüero, que versa sobre las numerosas profanaciones del cuerpo de Eva Perón, corre el riesgo de quedarse en el impacto de las imágenes fuertes.

El Club, del chileno Pablo Larraín, se llevó el premio Astor al Mejor Actor; el mejor director de la Competencia Internacional fue Ivan Ostrochovsky por la paciente Koza; y finalmente el Astor de Oro fue para “El abrazo de la serpiente”, rodada en la selva amazónica. En contrapartida, la frenética e imperdible Tangerine, filmada de manera íntegra con un iPhone 5s, pasó injustamente desapercibida. Una perlita fuera de competencia fue la hermosa Heart of a dog, un duelo en clave onírica donde la compositora Laurie Anderson reflexiona acerca de la vida y la muerte, al tiempo que se despide de su perra Lolabelle, de su madre y de su esposo Lou Reed.

La 30° edición, voluminosa en cantidad de títulos, resultó posible mediante la incorporación de ocho pantallas entre las que se destacan las pertenecientes al complejo Aldrey -inaugurado con motivo del Festival en la vieja terminal de ómnibus- que se ubica a la vanguardia del sonido por contar con la primera sala en toda Latinoamérica equipada con tecnología Dolby atmos.

Proyección de «El Clan», en «Cine en la Playa». PH Quique Mazzarino.

La presencia de invitados de lujo como el francés Arnaud Desplechin –Tres recuerdos de mi juventud fue la película de apertura- y el hongkonés Johnnie To -que presentó Office, su última producción- subsanó las innegables improvisaciones en cuestiones organizativas de los primeros días, como la falta de grillas y los evidentes cruces en la comunicación interna. Y el valioso trabajo –aún en proceso– de rescate de la memoria del propio Festival, que puede consultarse en la web oficial, así como la proyección de 100 copias en 35mm (mientras que en la edición anterior fueron sólo 10 los títulos restaurados por el INCAA con estas características) revelaron la voluntad de los programadores de establecer un diálogo entre el cine contemporáneo y el cine del pasado, y de poner sobre las pantallas la problemática por la materialidad del cine.

Otro lujo fue, sin lugar a dudas, la presidencia por octavo año consecutivo de José Martínez Suárez quien, a sus 90 años, recorrió todas las salas del Festival, participó en numerosas actividades especiales y, por supuesto, estuvo en la proyección de muchas de las películas seleccionadas. Presenció, incluso, la Competencia de Cortometrajes Argentinos. Y allí donde estuvo, su anécdota oportuna no se hizo esperar. “El Festival de Cine de Mar del Plata significa el 100% de mis actividades. El 100% de mi pasión. El 100% del uso del ingenio, de la memoria, de la labor”, confesó Martínez Suárez a ANCCOM.