Por Alicia Miño
Fotografía: Deborah Valado

“Quisimos poner en contexto la leyenda de Antonio Gil con la historia de la lucha de clases, la lucha política y social que se vivía en la Argentina en esa época, pero sin desentendernos de un cierto realismo mágico, asumido por la cultura popular que convirtió al Gauchito Gil en objeto de devoción”, explicó Luciano Zdrojewski, autor junto con  Facundo Teyo de la historieta que retoma la leyenda del santo popular correntino de fines del siglo XIX.

El primer capítulo de la serie de seis salió en el sexto número de la revista Maten al mensajero, una joven publicación mensual de producciones literarias que convoca a numerosas figuras de la pluma, el dibujo y la fotografía.

“Me interesó porque la historia de Antonio Gil surge desde abajo, es contra-hegemónica. Es una persona común, que aprende de su propia experiencia dentro de un destino que no puede cambiar: desaparecer como todos los gauchos a manos de la ley del Estado que se estaba formando”, explica Zdrojewski, profesor de historia y guionista de la historieta. El cómic recupera los hechos históricos que marcaron la vida de este gaucho correntino alrededor de quien años después se generaría una devoción popular.

«La historia de Antonio Gil surge desde abajo, es contra-hegemónica», explicó Zdrojewski.

 

Si bien no existe una historia oficial sobre este personaje sí se tienen varias versiones de su vida. Algunas leyendas lo caracterizan como un gaucho violento y desertor; otras lo describen como milagroso y solidario con los pobres. Pero todas coinciden en que Antonio Gil fue contemporáneo de la Guerra del Paraguay y, como tantos matreros, sufrió a manos de un Estado Nación que se abría paso pisoteando a los pueblos originarios y a las tradiciones gauchescas. La historieta busca enmarcar la historia particular de este gaucho como exponente de una devoción popular que surgió con elementos propios del litoral argentino pero que hoy se extiende a lo largo del país transformando a Antonio Gil en “El Gauchito Gil”: santo y mártir del pueblo trabajador.

Facundo Teyo, ilustrador y colaborador de numerosos medios gráficos, editoriales y agencias de publicidad, comenta que el mayor desafío a la hora de encarar la historieta es poder romper desde los dibujos con la imagen que comúnmente se popularizó del protagonista: “Quisimos mostrar al principio de la serie lo lejos que está ese joven de 20 años del mito final; y cómo evoluciona  hasta transformarse en el personaje que todos conocemos”.

“Quisimos mostrar al principio de la serie lo lejos que está ese joven de 20 años del mito final; y cómo evoluciona hasta transformarse en el personaje que todos conocemos”, definió Teyo.

 

Tal como indica Teyo las viñetas del primer capítulo presentan al personaje como un joven sin barba ni bigotes, nada parecido a las imágenes que abundan en los santuarios construidos por los “promeseros del Gauchito”.  Si bien su historia fue plasmada en libros, canciones o películas, la novedad del formato cómic le imprime un carácter visual que permite fijar en la trama ciertos momentos claves y situaciones de quiebre en la historia del personaje.  “El lenguaje de la historieta es ideal para la historia del Gauchito porque queremos mostrar mucha más acción que descripciones; también porque probablemente el Gauchito haya sido un hombre de mucha más de acción que de palabras”, dice Teyo.

Los autores no consideraron una desventaja la ausencia de una historia oficial sobre Antonio Gil: la transmisión de boca en boca tuvo como consecuencia múltiples versiones sobre la vida de este personaje y eso les permite construir una nueva mirada acerca de su leyenda. “La creencia popular también es una construcción porque no hay nada documentado, entonces las versiones son tan ficticias como la historia que nosotros contamos. Todas las versiones aportan pero si nosotros no quebrábamos la leyenda más tradicional del Gauchito, entonces no podríamos dar una propia”, explica Zdrojewski. “Por ejemplo, el Gauchito era creyente de San la  Muerte y nosotros decidimos no recortarle esa parte porque hace a su personalidad y su riqueza”, agrega Teyo.

«El gauchito Gil se disputa entre su propio egoísmo, su rebeldía, contra su destino y sus acciones,» resalta Teyo.

La historieta desanda el camino que llevó a este gaucho del litoral a convertirse en santo de devoción popular e invita no solo a recorrer una historia, de la cual sabemos ya el final, sino a descubrir que movimientos internos al personaje y externos a él, como el contexto político y social, también propiciaron la construcción de un mito que hoy es ampliamente conocido.

“Nuestra idea no es multiplicar a los creyentes del Gauchito pero sí mostrar un fenómeno que brota de abajo hacia arriba y una creencia que hoy tiene una presencia arrolladora”, destaca Zdrojewski. Asimismo, Teyo considera que la característica más interesante del personaje del Gauchito Gil es su propia contradicción: “Él se disputa entre su propio egoísmo, su rebeldía, contra su destino y sus acciones.  Se equivoca, cae, se levanta, piensa y vuelve sobre sus pasos. A partir de situaciones que atraviesa cambia su accionar. No es un héroe sin debilidades sino un antihéroe, una persona común ante una realidad y un destino adverso y por eso se transforma en un mito popular”.

La revista Maten al Mensajero es una publicación que explora la forma de dar un giro novedoso en historias que son ampliamente conocidas. Ese fue el caso de la serie dedicada al emblemático periodista desaparecido Rodolfo Walsh, que culmina en este sexto capítulo. El número en el que aparece el lanzamiento de la historieta del Gauchito Gil se puede adquirir en los kioscos de diarios y revistas de la Capital Federal y Gran Buenos Aires y en las librerías de todo el país.