Por Sofía Gómez Pisa
Fotografía: Deborah Valado

Buenos Aires Negra (BAN!) tiene todo menos la pinta de una presentación de libros. Como explica Miguel Prenz, uno de los escritores invitados, es “un lugar donde se abre mucho el juego para que se incorporen nuevos actores literarios, no necesariamente estrellas o personajes conocidos”.

En la sala dispuesta en el Centro Cultural San Martín se exhiben, como guiños al comic negro, una serie de estatuas en cartón de policías y criminales famosos. Una mesa llena de libros es lo primero con lo que se topan los asistentes. Hay títulos de maestros del género, como Víctor del Árbol, Andreu Martín, Dolores Redondo y Holly Goddard Jones, una antesala perfecta para hacer tiempo antes de disfrutar de las charlas y conferencias en las que se cruzan el delito, la sociedad y la literatura.

Ernesto Mallo, el organizador, maneja con ordenados hilos este orquestado festival, cuya primera edición fue en 2011 y la última se desarrolló durante la semana pasada. “BAN nació de parto natural. Me pareció que Buenos Aires era una ciudad que necesitaba un festival de novela negra”.

La gente colma la sala principal. La une el amor al policial. Hay parejas de adolescentes, adultos mayores, de mediana edad y todos anotan, preguntan y participan. El público murmulla. Un debate sobre los delitos de la clase media los ha dejado hipnotizados.

Tanto o más que las explicaciones acerca de la creación y disolución de “conspiranoias”, a cargo del escritor español Carlos Zanón. “En nuestra sociedad, donde los grandes ideales han caído junto con las grandes historias que explicaban al mundo, donde la lógica parece apelar a lo irracional, siempre estamos buscando explicaciones sintéticas, herméticas y fáciles a problemas complejos. Somos personas que hemos pasado de creerlo todo a no creer nada”, sostiene.

Y luego, en menos de media hora, Zanón desmiente, una por una, algunas de las leyendas urbanas más persistentes. Nos cuenta que ni Hitler, ni Jim Morrison, ni Elvis están escondidos en Bariloche. Que Yabrán está muerto. Que el flúor no es un invento de los dentistas para arruinar los dientes y que Paul McCartney nunca murió.

Los fotógrafos migran de acá para allá. El escritor irlandés John Connolly, el principal invitado del festival, sube al escenario ante una sala llena. Y mirando a toda esa gente, sin inmutarse, admite que “solo va a presentaciones de libros porque puede tomar vino”.

Con una copa de tinto argento en mano, explica que los lectores leen policiales porque se enamoran de los personajes. “Son ellos los que atraen y no los argumentos que no suelen variar de novela en novela. Si yo asesino a Charlie Parker –el sórdido detective que protagoniza su saga más popular– los lectores sufrirían mucho. A los lectores le importa más la gente que no existe, lo cual es bastante penoso y habla de cómo somos los seres humanos. Podemos escribir el mismo libro año tras año y aún si no es bueno las personas nos perdonan porque pasaron mucho tiempo con los personajes que aman”.

Andreu Martín

“Los libros tampoco tienen sentimientos”, opina Connolly y agrega: “Si consideramos que un libro es aburrido, no le va a dar un ataque de histeria porque dejemos de leerlo. Al libro nada le importa”. Además de la serie de Charlie Parker, Connolly ha publicado una saga para jóvenes cuyo protagonista es Samuel Jackson. “La escribí por mí y porque mi ahijado tenía 12 años en ese momento y quería escribir algo que él pudiera leer, completamente diferente al resto de mi obra. Soy un hombre de mediana edad y no quiero terminar como esos viejos que hay que sacarlos del sillón de la casa. No quiero tener que usar un corsé masculino”.

 John Connolly

La niñez y la pubertad son temas recurrentes en la obra de Connolly, quien perdió a su padre cuando tenía solo 20 años. “Me fascina este período de formación que es la adolescencia. Si alguien atraviesa una infancia o adolescencia infelices el resto de la vida se la pasa tratando de superar esa etapa y esto determina en qué clase de adulto nos vamos a convertir”.

Actualización 12/08/2015