Por Gilda Casalino
Fotografía: Daniela Yechua

Doce grados y un recio sol cubrieron el ambiente electoral este domingo 5 de julio. Familias enteras, hombres y mujeres desde los 16 hasta más de los 70 años, salieron de sus casas a cumplir con el derecho fundamental sobre el que se sostiene toda sociedad democrática: el voto, elegir con total libertad a quiénes representarán la voluntad popular en la jefatura de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Escuela N°8, Armenio Argentina, de la Comuna 14, dieciocho mesas estrenaron sus respectivas máquinas electrónicas. Presidentes de mesa, suplentes, fiscales de algunos de los partidos políticos, fiscales generales, delegados del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) y miembros de la Prefectura Naval Argentina (PNA), se ubicaron en sus puestos para llevar a cabo en tiempo y forma la elección.

A la entrada del colegio se ubicaba el Centro de Consulta, en el que representantes de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires explicaban a los ciudadanos cómo usar la máquina para realizar el voto a través de la Boleta Única Electrónica. Constanza Martínez, de 25 describió los procedimientos que debían realizar los votantes. “No es voto electrónico –aclaró-, lo que es electrónico es la boleta, el voto sigue siendo en papel y sigue yendo a la urna”.

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A partir de esta posible confusión, se recogió la opinión de algunos votantes que expresaron distintas posiciones respecto a la novedad. La mayoría destacó la rapidez y sencillez a la hora de votar. Otras voces, alegaron que se estaría “privatizando la voluntad popular”.

“Soy una mujer de 73 años y me fue re fácil –expresó Norma Mabel-. Pregunté en la mesa de entrada, me asesoraron, y luego tuve que agradecer porque fue más rápido de lo que lo hice practicando. Tenés una pantalla grande donde está todo muy claro”.

En este sentido, no hubo problemas a la hora de efectuar el voto ya que al parecer el sistema funcionó con total eficiencia y, sobretodo, rapidez, que es la cualidad que la mayoría subraya. “Fue muy simple votar y más rápido que otras veces”, dijo Pablo de 41 años. “Pensamos que iba a ser mucho más lento, pero al menos en la mesa nuestra fue muy rápido”, aseguró María Elena de 77. “La verdad es que fue sencillo, creo que es seguro, no tengo ninguna objeción, me preocupaba la gente mayor pero salió bárbaro”, expresó Laura de 39. “Acabo de votar y me pareció el futuro, porque entré, voté y salí. Fue súper rápido, súper práctico, se entiende muy bien todo, mucho mejor que el sistema tradicional, más rápido, más seguro”, enfatizó Leandro de 22.

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Otros ciudadanos, sin embargo, desconfiaron de la fiabilidad del sistema. “Por el lado de lo ecológico, está bien, pero sigue siendo un método híper fraguable, de hecho, días atrás, hubo un programador de Caballito que demostró que se podía falsear y la Metropolitana lo fue a buscar para allanar su departamento. La cuestión de inviolabilidad no está comprobada que sea tal. Para mí este sistema está implementado con muy poco tiempo, realmente. Creo que no es un método ni más válido, ni mejor que otros”, sentenció Walter, de 37 años.

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Por su parte, Edgardo Syriani, de 46 años, psicoanalista de profesión, expresó al salir de votar: “Ideológicamente, me parece que es privatizar un sistema que hace al interés de todos, el ciudadano pierde soberanía, es un privado el que pasa a tener el control de la democracia. Es como privatizar la voluntad popular”. Luego amplió: “Le veo todo en contra, hay una ignorancia y complicidad de la mayoría de los partidos políticos, y de los medios de comunicación, que hablan a favor de la boleta electrónica como algo cool. Me molesta la ineptitud de los políticos que se creen modernos, cuando en realidad lo único que hacen es privatizar lo más importante de la democracia, el voto”.

A su vez, Syriani argumentó por qué cree que este sistema de votación es ilegal: “Primero desde el punto de vista administrativo-legal, bajo una argucia semántica, el PRO logró evadir la aprobación de las dos terceras partes de la Legislatura para el sistema de boleta única. Este es un voto electrónico disfrazado de boleta electrónica. En cualquier definición académica o técnica a nivel internacional, como por ejemplo por parte del Institute for Democracy and Electoral Assistance (IDEA), entre muchas otras, esto es un sistema de voto electrónico, por ende debió haber pasado por la aprobación de la Legislatura porteña”.

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El psicoanalista agregó: “En cuanto a las cuestiones operativas técnicas también es ilegal porque no garantiza ni el secreto del voto, ni la integridad del voto, ni la universalidad del voto. El secreto del voto no está garantizado porque los mecanismos técnicos aplicados, no garantizan eso. Se utiliza un chip de radiofrecuencia que, justamente, está pensado para hacer lecturas de larga distancia.” Por otro lado, se refirió a la imposibilidad para anular el voto: “En la experiencia personal fue horrible porque no pude anular el voto, de manera que todo el mundo no se enterara. No hay forma de hacerlo de manera secreta, porque la forma de anularlo es no poniendo la boleta adentro o escribiéndola, con ello todo el mundo te está viendo porque la maquina esta en frente de todos los fiscales y autoridades de mesa. Me sentí como intimidado al tenerlos ahí cerca con la sensación de estar siendo observado. La experiencia fue horrible por donde la mires”.

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Desde un punto de vista más escéptico aún, Facundo, de 28 años, opinó: “Me parece que está bien, me parece que es sencillo, quizás es más rápido y menos engorroso, está bueno el hecho de no gastar tanto papel. No confío más ni en un método ni en el otro, cualquier método me parece que, si se quiere, puede ser igual de fraudulento”.

Estas fueron algunas de las opiniones que generó la implementación de la Boleta Única Electrónica. Después del escrutinio se sabrá si la implementación de este sistema fue un éxito o un fracaso y si disipará o incrementaría los cuestionamiento por parte de la ciudadanía en porteña.