Por Daniela Yechua
Fotografía: Daniela Yechua

Se realizó la “Primera Marcha de Mujeres Originarias por el Buen Vivir” en la cual integrantes de 36 naciones aborígenes de nuestro país marcharon desde el monumento a Julio Roca hasta el Congreso Nacional, donde presentaron un ante-proyecto de ley para la creación de un Concejo autónomo y autárquico, con iniciativa parlamentaria que elabore y proponga políticas que efectivicen el Buen Vivir.

“Para nosotros el Buen Vivir es la reciprocidad de los pueblos con la naturaleza. Entender que nuestro territorio es un espacio sagrado y espiritual que nos constituye y que recuperar el buen vivir es recuperar ese lazo que ha sido roto por este sistema”, expresó Moira Millán, la activista mapuche que encabezó la marcha, con el apoyo de Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Adolfo Pérez Esquivel, Osvaldo Bayer y decenas de organizaciones sociales, sindicales y ambientalistas.

Osvaldo Bayer reclamó que el Monumento de Julio Argentino Roca sea finalmente reemplazado por el Monumento a la Mujer Originaria

El mediodía del martes despertó a Buenos Aires con la presencia de los colores, los tambores y las banderas de representantes de 36 naciones originarias que llegaron de todo el país para gritar que la tierra es la esencia que está dentro de los pueblos. “Cinco siglos de coraje. Cinco siglos resistiendo”, así coreaban en el pequeño acto que se realizó a espaldas del monumento a Roca los manifestantes que luego marcharon hasta el Congreso para la entrega de un proyecto de ley para la creación de un Concejo que vele por los derechos de los pueblos indígenas y elabore normativas atendiendo la filosofía del “Buen Vivir”.

“Las naciones originarias que hemos padecido este sistema racista, hegemónico, descalificador, las mujeres, sobre todo, hemos padecido la violación, por ejemplo, en la Campaña del Desierto. No es casual que hoy nos constituimos dándole la espalda al genocida Julio Argentino Roca”, explicaba Millán. “Pero el problema no es el monumento. El problema es la cantidad de funcionarios que siguen el sendero que marcó Roca, que llevó por ejemplo a nuestros hermanos de Formosa que llevan más de dos meses acampando para ser recibidos”. Decía que lo preocupante es que “el pensamiento de Julio Argentino Roca siga viviendo en las estructuras de este Estado”.

Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo- Línea Fundadora, acompañó la marcha.

La marcha se extendió desde el centro de la ciudad por Avenida de Mayo y luego 150 mujeres representantes de todas las naciones entraron al Congreso para presentar el proyecto y fueron acompañadas por diputados nacionales y de la Ciudad como Alcira Argumedo, Claudio Lozano y Pablo Bergel.

Cortiñas expresó su deseo de que las mujeres originarias no sean más invisibles y aseguró que también hay desaparecidos en democracia. “Nosotras fuimos invisibles muchos años, hasta en la propia Plaza de Mayo. Hace 500 años parece que habían sido invisibles las mujeres originarias, por eso queremos apoyar este paso tan importante y hacer un seguimiento hasta que el parlamento acepte este proyecto del “Buen Vivir”.

En el pequeño salón del Congreso Nacional, ahora repleto de colores y cantos por la tierra, se plantó una semilla de esperanza, por lo menos para las mujeres que estaban ahí, que habían venido de distintas provincias a dibujar nuevos horizontes por caminar.

“Somos obligados a ser representados por estructuras que no nos representan. Nos obligan a entrar en estructuras que no son las nuestras. Por eso este Concejo tendría la tarea de realizar y garantizar la creación de un proceso consultivo de participación, información y discusión que permita elaborar normativas e instrumentos que garanticen y efectivicen el buen vivir. Los pueblos originarios pagamos altos costos por esto que llamamos el desarrollo y la industrialización, sin poner en la balanza el costo ambiental, y por lo tanto humano que el desarrollo pone como ideales, como el modo de llegar a una mejor sociedad y a un reparto más común del bienestar”, aseguró Raquel Zárate, integrante de la organización de la marcha.

Las mujeres escuchaban atentas y esperanzadas las voces de quienes acompañaron y de quienes prometieron apoyar desde el parlamento la creación del Concejo. Del techo caían y brillaban las arañas de cristales y diamantes. En el suelo estaba plantada la bandera argentina, que luego fue acompañada por la bandera originaria. Y de las pieles brotaba la lucha, la bronca y el pedido desesperado del respeto por la identidad. Funcionarios, intelectuales y activistas, todos bajo un mismo techo. Todos hablando un mismo idioma, el idioma del conquistador.

Millán decía en el Congreso: “Lo más terrible no es haber perdido la libertad, sino haber olvidado que alguna vez fuimos libres. Y los pueblos originarios recordamos cada día que cohabitábamos en manera armónica con la tierra. Que podíamos pedirle a ella lo que necesitábamos y también darle a ella lo que en reciprocidad merecía. Esos pueblos, esas 36 naciones, tenemos memoria y tenemos verdad. Ya que durante muchísimo tiempo se ocultó la verdad de la historia de cómo fue levantado este Estado, el cimiento ensangrentado con que fue constituido este Estado hegemónico y racista que nunca quiso mirar para adentro”. Continuaba y aseguraba que  “es obligación de la humanidad volver a recomponer el vínculo con la tierra. Y esta marcha es histórica, no solo porque entramos por primera vez al Congreso de la Nación, sino porque a partir de hoy nos desafiamos a entrar en el corazón, en la mente y en el imaginario de un país que nos negó”.

Moira Millán, dirigente mapuche en el Congreso Nacional.

Luego de la presentación del proyecto, se entregó en mesa de entradas del Parlamento y después se realizó un acto en la Plaza de los Dos Congresos con la presencia de diversos artistas musicales, como Arbolito y el cierre con Peteco Carabajal.

Por último, el Nobel de la Paz expresó: “Ustedes conocen el monocultivo, ¿no? Los agrotóxicos. Aquello que contamina, que provoca muerte. Pero ustedes saben que hay un monocultivo que es mucho más grave que todo aquello. Más grave que la soja o la minería a cielo abierto, y es el monocultivo de las mentes. Que no nos sometan al monocultivo de las mentes, y por eso tenemos que tener el grito de libertad. Hay que ser rebeldes, cambiar las injusticias por la justicia. Hasta la victoria, siempre”.